jueves, 7 de abril de 2011

Capítulo 5. Hyde Park

Siendo honestos, esa noche sentí su brazo abrazándome mientras dormía. Cada vez que me despertaba abría los ojos y sonreía como una idiota sin aparente motivo alguno y después el corazón empezaba a latir mucho más fuerte. Veía dormir a Blake de espaldas y me giraba en la cama para volver a conciliar el sueño y otra vez me volvía a despertar.
Cansada de no poder dormir me levanté en silencio y cogí la tarjeta de la habitación y salí de ella para dar una vuelta por el hotel. No tenía muy claro el destino pero caminé por el pasillo siguiendo una ruta improvisada. Encontré las escaleras de emergencia y aunque era mi intención no hacer ruido, cuando abrí la puerta está chirrió y cuando la cerré sonó un pequeño golpe.
Subí las escaleras deprisa mirando hacia arriba, había un hueco en el techo y se veía el cielo. Al final de las escaleras había una pequeña terraza. Estaba completamente expuesta al exterior salvo por un tabique perteneciente al edificio del hotel. Apoyado sobre la valla que llegaba hasta la altura de la cintura estaba un chico mirando hacia el horizonte. En cuanto me escuchó llegar se giró y vi que era Tom.
-¿Tú tampoco puedes dormir?- preguntó mientras yo me acercaba. Estaba descalza y el suelo era de cemento.
-No, llevo despierta toda la noche- expliqué- ¿Por qué no puedes dormir?
-Dougie ha ido a nuestra habitación porque Harry se ha quedado dormido- empezó a decir- y Danny y él no quieren dormir y ahora o puedo irme a dormir a la habitación de Harry.
-Entiendo…- dije con una leve risa.
Me apoyé contra la valla tal y como él estaba, crucé mis manos y aspiré profundamente el aire que llegaba del bosque por donde habíamos estado caminando. A penas se percibía por la falta de luz pero había una gran espesura. No me había figado pero había una guitarra a los pies de Tom.
-He intentado escribir algo, pero no se me ocurre nada…- explicó cuando vio que yo miraba su guitarra- ¿Tocas?
-No, que va- dije de inmediato.
-¿No te gusta?- preguntó frunciendo el ceño.
-Claro que me gustaría…- dije con cierta  frustración. Sabía que él seguía sin entender- vivo sólo con mi hermana así que no podemos gastar demasiado dinero…
-¿Sólo con tu hermana?
-Sí, ella te admira mucho y en realidad yo estoy aquí gracias a ella- vi cómo sonreía tímidamente- La cedí mi puesto… pero no podía venir.
Mi hermana era la que me había enseñado a McFly desde el primer día y había crecido prácticamente escuchándoles. Por supuesto que ella se merecía este viaje más que yo, pero no había podido venir, lo cual me había partido el corazón.
-Aunque para mí este viaje también lo es todo- expliqué aunque él no preguntara- De verdad…
-Te creo- los dos nos reímos- Y espero que recordéis este viaje toda vuestra vida.
-¡Oh, lo haremos!- exclamé con tono de broma, el se rio- Eso te lo aseguro…
Hablamos durante varias horas como dos viejos amigos que se acaban de encontrar. Acabamos sentados con las espaldas apoyadas sobre la valla de metal.
-¿Llevas toda tu vida en Londres?- preguntó él.
-Sí, he viajado, pero no demasiado… así que supongo que Londres es mi hogar- expliqué- y no me puedo quejar, me gusta demasiado.
-¿Tu lugar favorito de Londres?- se atrevió a formular.
-Hyde Park- contesté sin pensar- allí vamos mi mejor amiga y yo en las tardes de primavera y verano…. Son las mejores tardes del año
-Hyde Park tiene algo especial- coincidió- a cualquiera le puede gustar.
El tiempo pasó con mucha rapidez y fue Tom el que decidió que era hora de volver a las habitaciones. Si hubiera sido por mí me hubiera quedado allí toda la noche hablando con él sobre mí o sobre él, daba igual, el caso era hablar en tranquilidad, con tanta paz.
-Espero poder entrar en la habitación- dijo Tom antes de despedirnos.
Estábamos parados en la puerta de mi habitación. Él siguió caminando por el pasillo mientras yo abría la puerta. Por supuesto Blake seguía dormida, así que me metí en la cama silenciosamente y di varias vueltas antes de cerrar los ojos e intentar dormir. Pero unos golpes en la puerta hicieron que me volviera a levantar. Me acerqué a ella y puse el oído en la superficie, no podía ver quién era pero por lo menos podría escucharle si decía algo.
-Brook- me llamaba una voz susurrante- soy Tom abre.
-¿Qué ocurre?- pregunté cuando abrí la puerta. Allí estaba Tom de nuevo.
-No puedo entrar… están dormidos.
-Pasa… entonces…- dije algo contrariada. “¿Cómo vamos a dormir? Sólo hay dos camas” me pregunté.
-¿Puedo dormir aquí?- inquirió.
-Claro…- contesté de inmediato- tú duerme ahí- dije señalando mi cama- yo dormiré con Blake.
-¿No te importa?- preguntó preocupado
-No… claro- contesté.
Intenté mover a Blake para que me hiciera un sitio pero no se movía, ni siquiera se despertaba. ¿Dónde iba a dormir yo? Seguí moviéndola pero ella sólo hacía ruidos entre sueños.
-Ven, duerme aquí, cabemos- dijo Tom apretándose contra el borde de la cama.
Sin demasiada convicción me tumbé en la cama. Iba a pasar la noche en tensión. Tenía que guardar la distancia, no hablar en sueños, como solía hacer, y tenía que parecer dormida como una princesa. No, definitivamente esa noche no iba a dormir.
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-xo.

1 comentario:

  1. no se como no le da un chungo a mi de lo rapido que el corazon se me saldia del pecho y me daria un infartoooo!!!!!!!

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