viernes, 29 de abril de 2011

Capítulo 16. I feel pretty/unpretty

La miré con la mayor sinceridad que pude sin saber si lo conseguía, pero no la iba a dejar que hiciera con él lo que ella quisiera. De un modo u otro yo quería a Dougie y aunque Blake fuera mi amiga no la iba a permitir que actuara de ese modo.
-Deja de jugar con él.- la advertí con tono severo, no le puedes tratar así.
-Él también me importa, ¿sabes?- dijo como si yo la estuviera acusando de lo contrario.- McFly lo es todo para mi, igual que tu y el resto de las chicas.
-Veo que todavía no lo has entendido…- dije frustrada dándome cuenta de que aquello se estaba convirtiendo en una discusión.- Ellos no son sólo McFly, es que ahora son Danny, Dougie, Tom y Harry… y saben que existimos y… no sé…
No podía expresar lo que en realidad intentaba explicar, pero sólo quería que entendiera que durante ese tiempo nosotras formábamos parte de la vida de los chicos y que ellos sentían igual que nosotras y ni Dougie ni nadie se merecía que jugaran con sus sentimientos.
Blake se encerró en el baño dando un portazo y yo me senté en la cama para recapacitar un poco sobre lo que había pasado. Escuchaba a Blake que estaba hablando en susurros comentando sus sentimientos y me molestaba escuchar sólo ciertas palabras así que me levanté de la cama y cerré la puerta sin coger la llave.
Ya era bastante tarde y todo el mundo estaba en sus habitaciones. El pasillo estaba a oscuras pero en cuanto detectó mi movimiento se encendieron las luces. Caminé por los pasillos sin rumbo, no tenía nada de sueño y todavía no podía volver a la habitación.
Me arrepentía de haber hablado tan mal a Blake pero cuando había visto cómo besaba a Andy me había enfadado bastante y ahora era yo la que no tenía ningún sitio en el que quedarse a pasar la noche. Pensé en pedirle a Danny compañía pero me parecía demasiado egoísta despertarle para hacerme compañía, pero después de dar unas cuantas vueltas más decidí que tenía que ir a su habitación para que me dejara dormir con él y la idea no me disgustaba lo más mínimo.
-¿Qué haces aquí?- preguntó con voz dormida. Llevaba un pantalón por las rodillas y el pecho descubierto y pasándose la mano por el pelo.
-He discutido con Blake y ahora no tengo donde dormir- dije poniendo voz de pena. Él abrió la puerta un poco más y me dejó entrar.
Tom estaba profundamente dormido y la habitación era lo más desordenado que había visto nunca, pero no me podía quejar. Danny se metió en la cama y me hizo un sitio, me quité las zapatillas y me metí con él. Me abrazó por la cintura y volvió a dormirse, su respiración comenzó a impactar en mi cuello y aunque seguía este ritmo fue imposible quedarme dormida.
Lo que no sabía es que en ese mismo pasillo pero unas cuantas habitaciones más hacia la derecha estaba Blake, tumbada en la cama en la misma posición que yo y sin poder quedarse dormida.
POV Blake.
“Soy una auténtica… guarra” pensé con dureza en mi cabeza. Me giré en la cama para quedarme mirando a la cama vacía donde supuestamente debía estar Brook tumbada, pero ella estaba a saber dónde enfadada por mi culpa.
Me sentía mal porque no quería besar a Andy, no quería, me había quedado muy colgada por Dougie y día y noche pensaba en cómo llamar su atención, pero él me lo ponía muy difícil y yo, como buena idiota que soy, le había hecho daño y además había perdido a la persona con la que mejor me llevaba.
Tenía tanta envidia de Brook. Me costaba reconocerlo en mi cabeza, pero no podía negarlo, era una envidia sana, no quería para ella ningún tipo de mal, pero la miraba y veía como se reía, escandalosamente, como sonreía sin querer y por supuesto tenía a Danny que estaba absolutamente segura de que él la adoraba y poco faltaba para que se enamoraran perdidamente el uno del otro.
En cambio yo seguía siendo la misma de siempre, la misma rubia alocada que se besa con el primer chico que pasa y hace daño al que de verdad quiere, seguía siendo un modelo de mala conducta y me había quedado sin poder pasar otra maravillosa madrugada de conversaciones. Di la vuelta en la cama y saqué de un bolsillo de la maleta el ipod para buscar alguna canción que pudiera hablar por mí de una vez por todas.
Salí de la habitación y fui a buscar a Brook pensando claramente en la canción que podía expresar lo que sentía. La encontré en la habitación de Tom y Danny, salió al pasillo medio dormida y me sentí como una estúpida pero ella sólo me abrazó sin dejarme hablar.
-Lo siento- dijo ella con voz apenada y después bostezó.
-Yo lo siento más- confesé- me he comportado como una idiota. Mira quiero que escuches esto.
Y juntas escuchamos I feel pretty/unpretty juntas. No era mi canción favorita pero en ese momento la necesitaba, cuando sentía que todo lo que relucía en mi exterior era completamente falso y no me gustaba. Era la mejor canción que hablaba sobre las apariencias y lo que de verdad somos en nuestro interior y tenía esa sensación en mi cuerpo, que llevaba allí mucho tiempo, de que en realidad la fachada que mostraba no era más que un encierro a mi verdadero yo que estaba metido en el interior de mi cuerpo. Nos sentamos en el suelo del pasillo y escuchamos una y otra vez la canción sin importar que el tiempo pasara.
Brook se quedó dormida en mi hombro y yo perdí la consciencia de lo que sucedía poco después.
-¡Eh, chicas!- nos llamó alguien y consiguió que me despertara. Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Brook seguía durmiendo encogida a mi lado. Me restregué los ojos con la mano y miré hacia Dougie que nos despertaba.
-Dougie- dije con voz de recién levantada- tenemos que hablar- añadí mientras me levantaba intentando despertarme lo antes posible.
-Tranquila…-comenzó a decir él- lo entiendo… no tenía que haberme hecho ilusiones- sufrí una leve convulsión y mi corazón volvió a latir rápido sin control. Debía sacar lo mejor de mí.
-Lo siento, debí decirte desde el principio que sólo tú me gustas y que Andy… es un idiota a tu lado- sonreí discretamente.
Nuestra conversación quedó callada porque Brook comenzaba a despertarse.
POV Brook.
No me podía haber despertado en peor momento pero cuando me di cuenta ya era demasiado tarde asi que sólo pude disculparme y me giré para ir hacia la habitación de Danny que se acababa de abrir.
-He dormido en el suelo- le informé- ¿Cómo has dejado que duerma en el suelo?- fingí que estaba enfadada.
-Me quedé dormido- se disculpó bromeando y le di un pequeño golpe.
-Primera discursión de pareja- anunció Tom- yo me largo.
En cuanto salió de la habitación cerró la puerta y Danny se tiró contra mí tirándome sobre la cama. Comenzó a besarme y yo intentaba huir aunque en realidad quería que me besara más y más.
-¿Sabes que es lo primero que haré cuando volvamos a Londres?- preguntó y yo negué con la cabeza- Subiremos al edificio más alto para enseñarle a todo el mundo que eres mía, sólo mía.
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La canción de la que hablo es I feel pretty/unpretty, no sé quién la canta porque me gusta por la versión de glee y habla de que si la gente te conociera de verdad vería que no eres tan perfecta o imperfecta como pareces  por fuera, y bueno... a mi me ha gustado bastante así que la dejo aquí por si alguien la quiere escuchar:


jueves, 28 de abril de 2011

Capítulo 15. Yo no te dejaría por un rubio, alto de ojos azules.

-¡Ni lo sueñes!- me negué de inmediato en cuanto vi la distancia que había desde la roca hasta la superficie de agua. Me giré para volver a la toalla pero Danny me agarró por la cintura y me impidió que siguiera avanzando
Habíamos viajado hasta la costa y habíamos llegado a una cala rocosa donde el mar, que estaba relajado después de una noche de tormenta, entraba en la tierra. Había pequeños charcos producidos por la subida de la marea y la posterior retirada del mar. Algunos chicos saltaban de una gran roca que estaba preparada para caer a un lugar seguro en el mar. Para llegar hasta allí había que nadar en diagonal y llegar hasta una escalera, parecidas a las que se ponen para salir de las piscinas, que llevaban hasta las rocas por las que subías hasta la roca desde donde la gente se tiraba.
Estaban locos si se pensaban que iba a tirarme desde allí, muy locos. No estaba dispuesta a cruzar a nado el agua para llegar allí y después tener que subir hasta la roca y saltar hasta el agua.
-Por favor- me pidió Danny con voz suplicante- Te juro que si no te gusta te traigo de inmediato a aquí- me prometió. Lo pensé durante unos segundos, no podía decir que no a sus ojos azules felices y su sonrisa que me deslumbraba.
-Me traes aquí sin rechistar- le pedí. Él asintió con l cabeza y me cogió fuerte de la mano.
Corrimos hasta la orilla y nos metimos en el agua. Harry nos acercó las gafas para bucear y poder mirar por debajo del agua, las limpiamos antes de ponérnoslas y nos metimos en el agua. Buceamos con la cabeza gacha observando el paisaje marino. En cuanto comenzamos a nadar las rocas comenzaron a sumergirse en el agua hasta que empezaron a formar una gran oscuridad bajo nosotros. Observé cómo algunos peces de colores nadaban a su antojo cambiando constantemente la dirección.
Al principio ver aquel abismo que nos separaba de las rocas y la profunda oscuridad que había bajo nosotros me agobió y comencé a respirar más deprisa de lo normal, por lo que necesitaba sacar la cabeza a menudo para poder coger aire.
-¿Estás bien?- preguntó preocupado Harry. No lo estaba, sentía como si algas o algo así se aferraran a mis piernas y en cualquier momento esperaba que me llevaran hacia abajo.
-No…- confesé jadeando.
-Ven- dijo señalando su espalda- yo te llevo.
Dudosa me coloqué detrás de él y pasé los brazos por encima de sus hombros y enlace mis manos sobre su cuello. Él comenzó a nadar con facilidad y yo le ayudaba de vez en cuando moviendo los brazos y durante todo el trayecto movía las piernas. Me sentía más segura sabiendo que él estaba por debajo de mí y que no podía ahogarme o algo así.
Fui la primera en subir por las escaleras, Harry me siguió y después fue subiendo el resto. Blake y Harry saltaron sin pensárselo mientras nosotros veíamos como sus cuerpos caían hacia el mar, sonó su caída y después de unos segundos vimos como salían a la superficie, chapoteaban y comenzaban a nadar hasta la superficie.
Todos comenzaron a saltar uno a uno sin aparente miedo, caían, gritaban y después salían del agua… pero yo no me atrevía, pero no era la única, Dougie miraba a mi lado lo mismo que yo y aguantaba sin decir ni una palabra.
-Venga, ¿saltamos?- le pregunté en un arrebato de valentía.
-Claro…- dijo dudoso.
Nos acercamos despacio al borde de la roca y miramos hacia abajo. Había mucha altura y no estaba segura de que pudiera conseguirlo. Pero no tuve nada de tiempo para pensar, Danny corrió por detrás de mí, me cogió de la mano y dándose impulso por los dos saltó y yo fui detrás. Grité todo lo que pude, sentí como la adrenalina se adueñaba de mi cuerpo, caímos al agua y después de subir a la superficie Danny me rodeó por la cintura y me acercó a las rocas donde las olas impactaban.
Él nos movía mientras que yo le retiraba las gotas de agua que le caían por la cara, era una tonta escusa para mirare fijamente, estaba con la mirada clavada en las rocas a las que quería llegar, la boca ligeramente abierta con una discreta sonrisa y su cuerpo en contacto con el mío. Llevábamos juntos casi una semana y seguía sintiendo esas corrientes eléctricas en mi interior cuando sentía el contacto de su piel.
Cuando llegamos a las rocas mi apoyé contra ellas mientras Danny me besaba con fuerza y pasión. Sentía sus manos por mi cuerpo y era imposible pensar en todo lo que nos rodeaba. La gente seguía saltando de la roca y subía por las escaleras y volvía de nuevo al agua mientras nosotros nos besábamos sin descanso.
-Danny…- interrumpí- ¿Qué ocurre?- pregunté nerviosa.
-Nada… solo quería decirte que…- dijo con la voz entre cortada- que me alegro haberte conocido- una pequeña sonrisa iluminó mi rostro y escuché con atención lo que tenía que decir- y este viaje no hubiera sido lo mismo sin ti…
-¿A qué viene esto?- volví a preguntar algo extrañada.
-¡A nada!- exclamó Danny- pero quiero que te quedes con esto- empezó a quitarse una medalla que llevaba colgada en el cuello. Era una pequeña placa circular de color plata que llevaba su nombre y fecha de nacimiento en la parte posterior y en la anterior sólo había líneas que no formaban ninguna forma.
-Danny…
-No digas que no lo puedes aceptar- se adelantó- verás… creo que… me he enamorado de ti…- lo dijo con tanta naturalidad que ni siquiera me di cuenta, lo pensé poco después y todo mi cuerpo se removió.
-Danny yo siempre te he querido, pero en este viaje…- reconocí con absoluta sinceridad- creo que te he conocido y eres la persona con la que quiero perder mi tiempo.
Sonrió con todas sus fuerzas y me volvió a besar. Después, con su ayuda, me puse la medalla en el cuello y la miré aunque no podía ver demasiado en mi perspectiva, sonreí y volví a mirarle. Sus ojos azules estaban clavados en mi rostro y sonreía lo máximo que podía. En ese momento recordé el momento en el que le vi aparecer en el escenario de Wembley, la primera vez que fui a verles a un concierto, a un lado estaba Ayleen y al otro estaba mi hermana. Recordaba con añoranza aquel momento en el que le sentí más cerca que nunca aunque en realidad estaba lejos. Había recordado ese día durante toda mi vida y ahora le tenía, era mío, en el mejor sentido.
-Te quiero- le dije.
-Yo también- contestó.
El día no fue igual desde aquellas confesiones, estaba más animada y salté varias veces de la roca sin importarme lo que hubiera debajo. Después entramos con algunos chicos que habíamos conocido en una cueva que tenía una pequeña salida al mar. Caminamos por esa cueva con el mayor cuidado y Blake me cogía de la mano para evitar caernos. Ella hablaba animadamente con un chico rubio, de ojos azules y alto que la prestaba toda la atención del mundo. Cuando volvimos a las toallas, me descuidé unos segundos y en cuanto me giré lo primero que vi fue a Blake besándose con el chico, que se llamaba Andy. Miré de inmediato a Dougie, que también miraba alucinado la escena pero con cierta tristeza. Me pregunté si alguna vez hubiera podido ocurrir algo entre ellos dos y rápido me respondí a mi misma con un sí contundente cuando Dougie, aparentemente dolido se giró y comenzó a caminar hacia una pequeña caseta donde se encontraban los baños.
Discretamente le seguí y le encontré sentado en una roca, escondido detrás de algunos árboles y jugando con un palito mientras miraba hacia el mar. En silencio me acerqué a él y me senté a su lado.
-¿Te ocurre algo?- le pregunté para romper el hielo.
-No- mintió claramente- bueno… un poco…
-Lo he visto- le dije para tranquilizarle pero él no entendía-  Sólo lo hace para llamar tu atención- le dije sin estar demasiado segura.
-¿Eso crees?- preguntó con un tono de voz más alegre.
-¡Claro!- aseguré- yo no te dejaría por un rubio, alto de ojos azules- bromeé. Él sonrió algo más tranquilo y comenzó a hablar de Blake.

domingo, 24 de abril de 2011

Capítulo 14. El amor está en todas partes.

Me monté con cuidado en el caballo blanco con ayuda de su propietaria y después ayudó a que Danny montara en el negro mientras que yo tomaba las riendas de mi caballo y comenzaba a salir despacio de la pequeña cuadra. Al principio, miedosos, hicimos que nuestros caballos caminaran despacio por la espesura sin árboles que nos había recomendado recorrer la mujer, pero en cuanto cogimos confianza comenzamos a trotar.
Era increíble la sensación que producía el aire azotándome con delicadeza el rostro y cómo algunos rayos de sol de la tarde me cegaban de vez en cuando. Cabalgamos aumentando la velocidad durante muchos minutos e incluso tardamos horas hasta que llegamos a un pequeño riachuelo. Danny, sin pensarlo, se metió en él y salió en pocos segundos y esperó a que mi caballo se atreviera a cruzarlo.
Llegamos hasta una zona rocosa donde era imposible entrar así que decidimos que era el momento de dar la vuelta para no tener que cabalgar cuando ya no hubiera luz solar. La mujer llegó en su vieja camioneta a la vez que nosotros y entre los tres dejamos a los caballos resguardados en sus cuadras, con comida nueva, para pasar la noche. La mujer se despidió de nosotros y se perdió de nuestra vista subida en su coche. Nosotros mirábamos desde la puerta como los dos caballos comían sin decir una palabra.
- No me quiero ir de aquí- dije con total sinceridad a Danny. Me gustaba estar con todos y lo pasábamos muy bien pero no podía renunciar a esos momentos a solas con él, me sentía tan especial que no lo cambiaba por nada.
- Nos podemos quedar todo el tiempo que quieras- contestó girando la cabeza para mirarme. Teníamos las manos enlazadas y el apretó su mano contra la mía lo que me hizo sonreír.
- Entonces quedémonos aquí- le pedí acercándome hacia él lentamente. Me besó y después comenzó a agacharse y se tumbó en el suelo.
Me tumbé junto a él, estiró el brazo y me rodeó los hombros, yo apoyé mi cabeza contra su pecho y comenzamos a mirar hacia el cielo. Estaba cambiando de color, de un azul cian a uno oscuro. El sol empezaba a esconderse por el horizonte y empezábamos a quedarnos a oscuras, pero no faltaba mucho para que la luna apareciera junto a las estrellas. Normalmente era el chico el que decía cómo se llaman las estrellas y las constelaciones pero Danny no tenía ni idea y aunque yo no era una experta en la materia intenté enseñarle lo poco que sabía.
- Esa creo que es la Osa Mayor- dije siguiendo el sentido de su dedo- O no... - dudé- bueno no lo sé.
- Da igual, la podemos llamar Brook- contestó, le miré sorprendida y él sonrió.
- Perdona, de los dos, la estrella eres tú, no yo- le espeté con tono de suficiencia.
- Porque tu lo digas...
- Claro, es verdad, perdona. Soy yo la que tiene un grupo de música, la que escribe canciones, la que tiene miles de fans, por mi se mueren miles de chicas...- dije con tono de burla.
- Miles de chicas no lo sé, pero yo me muero por tí- dijo para mi sorpresa. Cerré los ojos de pura emoción y le besé con fuerza. Le quería, le quería muchísimo pero no podía decírselo, sentía que en mi boca esas dos palabras no podían pronunciarse. Es que nunca lo había dicho, porque nunca había querido a nadie como lo quería a él, era más que amor, le necesitaba a mi lado, siempre.
- ¿Qué signo del zodiaco eres?- preguntó.
- Libra- dije muy segura.- Courtney es Piscis, como tú, cumple los años un día antes que tu.
- Ves, estas cosas son las que más raras me parecen- dijo de repente.- Tú lo sabes todo sobre mi y yo... apenas sé nada.
- No soy tan interesante como parece- le aseguré- mi vida es simple y sencilla.
- ¿Qué haces los sábados?- preguntó. En mi cabeza estuve segura de que tenía muchas preguntas por responder.
- Salgo con Ayleen, nos recorremos Oxford Street, vamos a Harrods o nos tumbamos en Hyde Park a ver la vida pasar- expliqué- pero si quieres mi opinión esas no son las mejores tardes.
- ¿Cuáles son las mejores tardes?- preguntó de nuevo con interés.
- Son en las que Ayleen viene a mi casa, o yo voy a la suya y vemos películas románticas de las que estás llorando un buen rato cuando acaban- le confesé con total orgullo.- Recuerdo el día en el que vimos Love Actually, no lloramos pero faltó poco- expliqué- ¿La has visto?
- No- dijo él.
- Y ¿Notting Hill?- volví a preguntar.
- Sí, creo que empecé a verla- admitió.
Adoraba hablar de mis tardes con Ayleen, por supuesto no tenía ni pensado nombrar aquellas tardes en las que ella y yo nos encerrábamos en la habitación, poníamos McFly y hacíamos todas las tonterías que se nos ocurrían, era demasiado ridículo como para confesarlo, además eran tardes secretas que no se cuentan nunca.
A pesar de que la noche había llegado y la temperatura había bajado un poco nosotros permanecíamos abrazados sobre el suelo sin ninguna intención de movernos de allí.
Nos quedamos en silencio y entonces comenzamos a escuchar a los grillos cantar y el silencio de la noche era tan apacible que poco a poco, con la mirada fija en el brillo de las estrellas y sintiendo el ritmo del corazón de Danny, mis ojos comenzaron a cerrarse aunque yo me resistía a ello. Entonces aquella situación me recordó a una de las canciones que más habían influido en mi, decía: " Te veo tumbado a mi lado, con palabras que nunca pensé que dirías, despierto y sin miedo". Comprendí que ya no tenía miedo de nada, de vivir, de caminar, estaba preparada para cualquier cosa, tal y como decía la canción.
Me desperté en la mitad de la noche por culpa de Danny. Al principio pensaba que estaba hablando por teléfono pero cuando escuché lo que decía me di cuenta de que estaba soñando. No decía nada en claro sólo palabras sueltas, algunas entendibles.
- No lo sabe- dijo la primera frase completa- No, no, no lo sabe- repitió como si estuviera hablando con alguien- Ya, se lo voy a decir, Tom- era Tom la persona con la que estaba soñando, sonreí y dejé que siguiera durmiendo.
Intentando descifrar lo que Danny le decía a Tom en sueños me volví a quedar dormida hasta que llegó la mañana. Danny estaba despierto mirando hacia el cielo como la noche anterior. Le besé al despertarme y después me desperecé. En ese momento me di cuenta de que mis prioridades habían cambiado, si hubiera tenido que hacer una lista sobre prioridades y numerarlas, nuestra relación habría ocupado el primer puesto. Sonreí satisfecha y volví a besarle.
Volvimos al hotel pronto, pues ya empezábamos a tener hambre. Cuando subí a la habitación Blake saltó de la cama para preguntarme sobre lo que habíamos hecho durante la noche, ella tenía ideas que no se parecían en nada a lo que yo la había contado pero cuando acabé estaba feliz, como si hubiera dicho lo que ella quería oír.
- Entonces ahora me toca a mí- dijo haciendo que yo no comprendiera- Dentro de poco Dougie caerá.
- ¿Cómo que caerá?- pregunté y después me sentí tonta.
- Pues que dentro de poco estará loco por mí- dijo muy segura de si misma. Me reí a carcajadas y después intenté asimilar la información.
"Así que Blake ha estado detrás de Doug y yo ni me he fijado" pensé en mi cabeza. Prometí fijarme en ellos dos cuando bajásemos al comedor y después hablaría con Danny si veía que Blake tenía alguna posibilidad. Era increíble verla flirtear con Dougie, se movía varias veces el pelo, pestañeaba dulcemente e incluso lanzaba sonrisas discretas en su dirección, pero Doguie parecía que no se enteraba de nada. Lo cierto es que sólo me había dado cuenta cuando ella me lo había dicho así que el resto no tenían por qué estar enterados, aunque parecía que a Blake eso no la importaba demasiado, ella seguía con sus tácticas de ligue y el pobre Doug ni siquiera se daba cuenta.
A media mañana comenzó a llover con intensidad, más fuerte que todas las veces anteriores. A la hora de la comida un espeso manto de lluvia cubría todo y nos hizo quedarnos en el hotel el día entero y no se nos ocurría nada para hacer, pero en un segundo se me ocurrió el plan perfecto para Danny y para mí.
Corrí hasta la habitación de Tom para pedirle ayuda, necesitaba un ordenador portátil y aunque el no tenía, Harry me prestó el suyo. Lo llevé hasta mi habitación, bajé las persianas y cerré las cortinas. Coloqué el portátil en la mesa supliendo a la televisión que había guardado en el armario y con las pocas velas que Tom y yo habíamos conseguido iluminé la habitación. Tom fue a buscar a Danny mientras yo buscaba Love Actually en internet, quería que conociera cómo era mi vida, porque ahora él era una parte de ella.
-          Espero que no pienses que es un aburrimiento- le confesé cuando empezaba la película.
-          Si me aburre, me duermo- bromeó y yo le di un leve codazo.

“Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo pero yo no lo entiendo así, a mi me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico pero siempre está ahí, padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos. Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza, todas fueron mensajes de amor…”
Mi mente comenzó a divagar por la película imaginando todos esos reencuentros en el aeropuerto y me imaginé allí, esa misma Navidad que llegaría en unos meses, esperando con impaciencia y que apareciera Danny, cargado con su maleta, que esquivara a todo el mundo y corriera para abrazarme. Un leve tosido de Danny me despistó y volví a centrarme en la película. Deseaba que le gustara tanto como me gustaba a mí.
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Para compensar los días en los que no he subido ningún capítulo hoy subo dos. Espero que os guste este capítulo, porque a mi me ha encantado escribirlo, no sé exactamente por qué. Tengo que deciros que si no habéis visto Love Actually tenéis que verla, yo he aprovechado este capítulo para volver a verla. La canción a la que me refiero es Famous Last Words de My Chemical Romance, por si alguien se lo pregunta, una de las mejores canciones que he escuchado. Bueno y para terminar tengo que darle las gracias a todas las personas que leen mi fic, esas 12 personas que me siguen en el blog, no son muchas pero GRACIAS :) Y por supuesto especial mención a mis chicas de twitter que leen siempre mis capítulos hablo de: la mejor publicista Didii PuddLessSimplicity, PauliiGarciia y a mi niña Patri, niña quedan 13 días para conocernos y darte un buen achuchón. Os quiero mucho chicas :)

Capítulo 13. Puedes contar conmigo.

No podía separarme de Courtney, llevábamos cerca de una semana separadas y ya era como si llevásemos un mes sin vernos. La quería demasiado, más de lo que yo me imaginaba, y la necesitaba constantemente a mi lado. Tal y como le había explicado a Tom ella me había cuidado durante los dos últimos años, desde que mis padres habían decidido irse a vivir su vida de viaje en viaje.
-Papá y mamá vinieron a Londres hace unos días- me informó después de hablar con todo detalle sobre lo que había sucedido entre Danny y yo.
-Genial… - dije con tono amargo. Cada vez que empezaba a hablar sobre ello me enfadaba más y más, era un tema sobre el que no quería hablar.
Así que fue un alivio cuando por fin volví a ver a Danny a la hora de comer. Me abrazó durante unos segundos y de nuevo me sentí bien. Comimos todos juntos como cada día pero la mesa había incrementado en unas cuantas personas. Blake me había presentado a su mejor amiga Alice, que era exactamente igual que ella. Y aunque yo quería cerrar el tema de mis padres parecía que ellos preferían tenerlo presente en todo momento. Danny me separó del grupo cogiéndome de las muñecas y llevándome por pasillos desconocidos del hotel.
-Me ha dicho Courtney que te has enfadado- dijo mientras se apoyaba sobre la pared, me acerqué a él lo máximo que pude con intención de besarle.
-No me he enfadado…- mentí con tono de broma.
-¿Por qué no quieres hablar nunca con tus padres?- preguntó directamente. Agarrados de la mano nos sentamos en el suelo del pasillo, apoyé la cabeza en su hombro y suspiré.
-Me siento… traicionada-intenté explicar- me jode saber…
-No digas palabrotas- me regañó y consiguió sacarme una sonrisa.
-Saber que ya no van a estar en el aeropuerto cuando vuelva de viaje de fin de curso, no estuvieron en mi graduación, ni siquiera saben que me gustas…- me quejé.
-Entiendo que sea duro para ti... pero no puedes les evitar toda la vida, algún día tendrás que plantarles cara y decirle todo lo que te duele de ellos- me advirtió- y en cuanto a eso último… yo sé que te gusto, con eso basta, créeme.
Si la vida era tan sencilla como a mi me parecía que era en ese momento me hubiera quedado allí todo el tiempo que fuera necesario para sentirme tan bien como me sentía pues su cuerpo era el mayor de mis refugios, era todo lo que necesitaba.
-Sabes que puedes contar conmigo- dijo con sinceridad y después me dio y pequeño beso en los labios.
-Lo sé y no sé cómo he podido estar toda mi vida sin ti- condesé y a continuación le besé con toda la fuerza que pude.
El primer fin de semana allí pasó muy rápido con los nuevos visitantes. En la tarde del sábado les enseñamos los alrededores del jardín. Caminamos durante horas por los jardines que estaban en la parte posterior del hotel, nos sentamos durante unos minutos en la fuente que estaba en el centro de un pequeño laberinto formado por setos más altos que nosotros y perfectamente podados. Después nos dirigimos hasta una casa de cabaña que tenía una pequeña cuadra con dos caballos, uno de color negro y el otro completamente blanco. Estuvimos con la dueña de los caballos que había llegado un poco antes que nosotros para ver a sus caballos y la ayudamos a cepillarlos.
Me encantaba aquella sensación en las manos mientras pasaba el cepillo por la piel del caballo negro, cuyo nombre desconocía, mientras que Blake peinaba la crin del caballo. Tom hablaba atentamente con la mujer y Danny, Dougie y Harry hacían tonterías alejados de los caballos.
Después de aquella visita caminamos hacia los jardines del hotel que estaban bastante retirados de las cuadras donde habíamos estado. Fuera ya empezaba a bajar la temperatura y Danny me dejó la chaqueta que se había llevado debajo de su camiseta de manga corta.
Courtney y yo anduvimos juntas junto a Blake y Alice. El camino de regreso al hotel se hizo más largo y fue un alivio poder descansar en los sillones del vestíbulo, pero el descanso no duró demasiado pues tuvimos que subir a cenar antes de que cerraran el restaurante hasta la mañana siguiente. Estaba muerta de hambre así que repetí el segundo plato y comí rápidamente como si se me fuera la vida en ello, así que no fue de extrañar que pasara el resto de la noche con pesadez de estómago.
Desde que terminamos de cenar hasta que nos fuimos a la cama permanecimos en la sala de juegos de la planta cero del hotel. Dougie y Harry estuvieron jugando a carreras de coches como dos niños pequeños, Danny se animó con el baile y competimos en la máquina de bailar y aunque era una completa inútil para esas cosas conseguí ganarle. Y para terminar acabamos sentados en el suelo y sobre los juegos hablando de cualquier cosa.
No quería dormir y perder tiempo, era algo que llevaba pensando durante toda la mañana, pero saber que Courtney se iba a ir por la tarde me hacía pensar que dormir era una auténtica tontería así que permanecía en la cama con mi hermana, ella dormida y yo con los ojos muy abiertos mirando hacia el techo. Necesitaba a alguien con quien hablar y pasar la noche, primero, por supuesto, pensé en Danny, pero él estaría dormido y no quería molestarle. Me imaginé su rostro dormido sobre la almohada, con esa cara tonta tan adorable que tenía, me imaginé tumbarme a su lado, que me pasara un brazo por la cintura y poder dormir los dos juntos, pero todo eran imaginaciones y de ese modo conseguí olvidarme de mi preocupación por el tiempo y me quedé tan profundamente dormida como Courtney.
El día siguiente amaneció despejado, pero algunas nubes completamente blancas amenazaban con tapar por momentos al sol. Nos levantamos cansados y se notó el gran sueño que había en general en el desayuno. Danny no podía ni abrir los ojos así que sólo me besó en los labios y después siguió sirviéndose la comida. Aquella era la última mañana para estar con Courtney y la quería aprovechar bien. Los chicos propusieron pasar el día allí y después esperar a que el coche que las llevaría al aeropuerto llegara.
Por mucho que yo quisiera ese momento llegó y me sentí triste por tener que separarme de Courtney. Me aseguré de que ella le dijera todo lo que tenía dentro a los chicos y después nos despedimos, la abracé con todas mis fuerzas y después la dejé que se montara en el coche asegurándola que estaría bien. “Genial, aquí estoy mejor que en ningún lugar en el mundo” pensé. Esto sucedió al empezar la tarde así que Danny aprovechó para darme una sorpresa de última hora.
-Danny, ¿a dónde vamos?- pregunté mientras bajábamos al aparcamiento. Él había contratado un Jeep en la recepción del hotel.
-Es una sorpresa- dijo mientras me conducía hasta el coche.
-Tú y tus sorpresas…- dije con tono frustrado.
-Dime que no te gustan mis sorpresas- me pidió riendo.- Tardaremos poco- aseguró.
-Eso espero…
El camino que hicimos con el coche era el mismo que el que habíamos hecho la noche anterior cuando íbamos caminando. En el fondo prefería no pensar cuál era la sorpresa pero no podía impedirme dejar de pensar en ello. Cuando llegamos, reconocí el lugar de inmediato, eran las cuadras del día anterior y no podía creerme que me hubiera llevado allí.
-Espero que te guste montar a caballo- dijo mientras bajábamos del coche.
-Claro que me gusta- respondí feliz cerrando la puerta del Jeep.

miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo 12. Visita inesperada.

Cuando abrí los ojos al día siguiente lo primero que sentí fue la luz cegadora de los primeros rayos de sol. Cerré de nuevo los ojos y tanteé con la mano el lugar donde estaba a la vez que recordaba. Estaba tumbada contra la arena de la playa, con la cabeza apoyada sobre el pecho de Danny, que todavía dormía.
Levanté la cabeza mientras abría los ojos. Todos estaban tirados en el suelo durmiendo. El sol comenzaba a salir por el horizonte y bañaba al mar con sus primeros rayos. Me froté los ojos con las manos y volví a reposar la cabeza contra el pecho de Danny, pasé el brazo por su cintura y le abracé con fuerza y volví a cerrar los ojos.
-¿Estás despierta?- preguntó Dougie que se había acercado sigilosamente.
-Sí- susurré.
Me levanté despacio quitando el brazo de Danny que rodeaba mis hombros y me acerqué con Dougie hacia la orilla de la playa. Las primeras olas bañaron nuestros pies y sentí el frescor necesario para empezar a olvidar el intenso dolor que sentía por culpa de aquellos zapatos. Comenzamos a caminar despacio por la orilla.
-Me alegro mucho por vosotros- dijo de repente.
-Gracias- contesté sonrojándome. No había hablado sobre lo que estaba ocurriendo con Danny a excepción de Blake, era muy extraño.
-Lo sabíamos desde el principio.
-¿De verdad?- pregunté asombrada.
-Sí, no sé… lo lleváis escrito en la frente- dijo bromeando. Se rio cuando me llevé la mano a la frente.
-Valla… me lo podríais haber dicho antes…- bromeé. En ese momento deseaba haber estado más tiempo con él, sentía como si hubiera llegado tarde.
-¿Es que no te das cuenta?- preguntó. Le miré con cara extrañada- Tenéis la misma risa, os reís de las mismas gracias, os miráis a escondidas… no sé, son cosas que se ven a simple vista.
Dougie se apartó de mi lado corriendo y no entendía por qué lo había hecho, pero antes de que pudiera preguntar unas manos me abrazaron por la cintura y otras me cogieron de los pies. Danny y Harry comenzaron a correr hacia el interior del agua conmigo en brazos. Grité para intentar evitarlo pero cuando ellos creyeron conveniente hicieron que cayera al agua y después se lanzaron ellos. El agua del mar estaba realmente fría y se congelaron todos los músculos del cuerpo por no decir que me habían metido con el vestido de Blake y que, lógicamente, se había empapado.
Chapoteé en el agua mientras veía como el resto entraban en el agua con la ropa puesta. Sentía como mi boca sabía a sal por culpa de las gotas de agua que había tragado sin querer, además el vestido se empezaba a ceñir cada vez más a mi cuerpo de tal forma que las costuras comenzaban a hacerme daño.
Cuando no fui capaz de aguantar más diseñamos un nuevo traje. Blake me dejó el vestido como una simple falda, doblando y poniendo sobre esta la parte superior y Danny me prestó su camiseta.
Danny llamaba la atención de todas las chicas, las de mis amigas y las que nos encontramos caminado por el paseo marítimo hacia el coche. No podía decir que me molestara que no llevara camiseta porque era culpa mía, claro, pero tenía el mido de que apareciera alguna mejor que yo. Me callé mi miedo y continué caminando de su mano.
Aquel día todos dormimos como bebés hasta la hora de cenar. Me desperté cuando el sol ya comenzaba a desaparecer, ocultándose entre las montañas. Me duché rápidamente para dejar que Blake también se duchara y fui a la habitación de Danny, que compartía con Dougie, para devolverle su camiseta que estaba arrugada y con olor a mar. Entré en la habitación después de que Tom abriera, estaba vacía y se escuchaba el agua cayendo en la ducha.
-Espérale, le quedará poco para salir- dijo Tom antes de salir de la habitación y cerraba la puerta tras él.
Me tumbé en una de las camas sin saber de quién era. Danny tardó unos minutos en salir de la ducha y después tardó algunos minutos más en vestirse y salió del baño. Se sorprendió de verme, pero tiró la toalla que llevaba en la mano y se tiró encima de mí aplastándome. Nos tumbamos en la cama y mientras él pasaba los dedos por mi cabello yo hacía dibujos con la yema de mis dedos en su piel.
-¿Es necesario que bajemos a cenar?- le pregunté apenada.
-No… nos quedamos aquí- coincidió- tú y yo.
Me besó con fuerza mientras yo pensaba en lo bonito que había quedado aquel tú y yo. Mantuvo sus labios pegados a los míos durante mucho tiempo, no sabía cuánto tiempo estaba pasando pero me sentía tan bien en sus brazos y besándole que el resto no me importaba. Él preguntaba cosas sobre mi vida y yo intentaba responder lo más sincera que podía.
-¿Cuántos novios has tenido?- preguntó de repente.
-Dos. Uno era un idiota y el otro… también- los dos nos reímos- Tuve un novio que también se llamaba Danny, fue el segundo, pero no era como tu…
-¿Yo no soy tu novio?- volvió a preguntar.
-¿Eres mi novio?- el corazón volvía a latirme muy fuerte, estaba expectante por la respuesta.
-Me gustaría serlo- contestó dándome un pequeño beso.
-Entonces lo eres- determiné sonriente.
“¡Tengo que llamar a Ayleen y contárselo” pensé de inmediato después de entender todo lo que estaba ocurriendo. Me hubiera quedado allí tirada toda la vida, mirándole a esos ojos azules que me volvían tan loca.
Nos besamos millones de veces mientras el aire del exterior entraba en el cuarto. La lluvia llegó y poco a poco fue cayendo más y más agua. Resultaba relajante escuchar el sonido de la lluvia mientras empezaba a llegar el olor a tierra mojada que tanto me gustaba.
-Tengo una sorpresa para ti.- me dijo con voz misteriosa.
-¿Qué es?- pregunté sabiendo que como buena sorpresa hasta que no llegara el momento.
-Mañana lo averiguaréis.
-¿Averiguaréis?- repetí.
-Sí, es una sorpresa para todas- dijo- Pero me ha dicho Tom que a ti te hará mucha más ilusión.
-Si supiera lo que es…- intenté convencerle con voz de pena.
Me besó en los labios para hacerme callar y el tema no volvió a salir aunque yo deseaba saber qué se traían entre manos y pensaba en ello de vez en cuando.
El resto volvió después de cenar y todos se metieron en la habitación. Nos sentamos sobre las camas y en el suelo y pusimos el canal musical en la televisión aunque no le hicimos demasiado caso. Jugamos a las cartas, hablamos sobre tonterías y dormimos allí todos juntos, colocándonos como piezas de un puzle.

-¡Courtney!- grité cuando la vi aparecer por la puerta del hotel. Llevaba sus gafas negras de sol y el pelo rubio totalmente liso. Tiraba de una gran maleta rosa la cual dejó de pie sobre el suelo y corrió hacia mí. Me abrazó con fuerza y yo sentí de nuevo su calor y ese olor familiar.
Así que aquella era la sorpresa. Unas cuantas chicas más acompañaban a Courtney y adiviné que serían familiares o amigas del resto de las chicas pero en ese momento sólo tenía ojos para mi hermana y tenía tantas cosas que contarla que no podía perder ni un solo segundo. La cogí de la mano y la arrastré hasta llegar a los chicos que miraban ilusionados como nos reencontrábamos con las personas que más queríamos.
-Tom- dije dirigiéndome a él- tengo que presentarte a mi hermana, Courtney.- A ella le brillaban los ojos de felicidad y lucía una espléndida sonrisa que no podía disimular. Tom la abrazó y mi hermana soltó mi mano para hacer lo mismo. Danny se acercó y me rodeó por los hombros mientras esperábamos a que Courtney y Tom se dejaran de abrazar.
-Courtney- la dije mientras mis mejillas se sonrojaban- Danny y yo…
-Hola, soy Danny- me interrumpió- y Brook es mi novia.
Genial, lo acababa de decir, y sonaba tan bien que no me lo podía creer. “Brook es mi novia” sonaba como eco en mi cabeza. Sonreí felizmente y Courtney me dirigió una mirada de confianza mientras estrechaba la mano a Danny. Teníamos muchas cosas que contarnos y no podía esperar.

lunes, 18 de abril de 2011

Capítulo 11. La noche perfecta.

Aquella mañana Blake me había obligado a quedarme en la habitación contándola una y otra vez lo que había sucedido en las escaleras la tarde anterior y haciendo que me probara todas las prendas de ropa que se había traído en la maleta por si se daba la oportunidad de usarlas. Las dos permanecimos en la habitación hasta la hora de comer decidiendo qué nos íbamos a poner esa noche. No éramos las únicas, en el desayuno decidimos que mientras los chicos iban a probar el gimnasio del hotel nosotras haríamos eso para pasar la mañana.
Acabamos haciendo una pequeña pasarela de moda en mitad del pasillo para decidir qué nos íbamos a poner. Por muy superficial o ridículo que pareciera era la primera vez que hacía eso así que estaba resultando bastante divertido, aunque no tenía nada todavía para ponerme esa noche. Blake lo decidió por mí. Encima de mi cama estaba estirado un vestido blanco, que parecía que se ceñía bastante al cuerpo, con palabra de honor, con un poco de pico en el centro, tres botones a cada lado en la zona de la cintura, y acababa con una falda realmente corta. Me había preparado unos zapatos negros con mucho tacón de cuña, que nunca antes había llevado.
- Blake, me voy a matar con esto- me quejé cogiéndolos para llevarlos al baño antes de ducharme.
- ¡Que no!- contestó distraída- Son fáciles de llevar.
Yo no pensaba lo mismo pero no le di demasiadas vueltas y me metí en el baño para darme una ducha. Andrea vino después de ducharnos para ayudar a peinarnos, tenía unas ideas increíbles y se le daba realmente bien. Decidió dejarme el pelo bastante rebelde, me rizó con una plancha circular todo el pelo, me recogió la parte de arriba, la cual quedó perfectamente colocada por la parte de atrás y me hizo pequeñas trenzas por algunas partes. Para terminar me echó purpurina por el pelo y comenzó a peinar a Blake.
Recordaba aquellos días en los que Ayleen y yo pasábamos horas y horas arreglándonos para pasar una noche entera de fiesta. Después de que terminara la fiesta íbamos a dormir juntas a mi casa o a la suya. Aquellas fiestas eran inolvidables y habían dejado el telón muy alto.
Me maquillé tal y como Ayleen me había enseñado, primero la base de color carne por toda la piel de mi rostro, después la raya negra para perfilar mis ojos, después sombra marrón y por encima sombra negra con brillo, un poco de colorete para mis mejillas y por último el pintalabios.
Después de unas cuantas horas metidas entre secadores, planchas y laca salimos de la habitación listas para arrasar. Había guardado el móvil, algo de dinero y la cámara de fotos en el pequeño bolso que Blake también me había dejado y llevaba colocado cuidadosamente para no destrozarme el peinado un sombrero de color negro que compartíamos todas, comprado en la pequeña tienda que estaba en la parte externa y posterior del hotel.

De la orilla de la playa salía hacia el mar una gran plataforma que soportaba toda la feria. La noche estaba empezando a llegar pero todavía la ciudad estaba iluminada por la luz del sol. Nosotros habíamos llegado después de dos horas largas de viaje y buscábamos un buen lugar para poder aparcar. La gran noria, con líneas iluminadas hacia el centro con miles de bombillas de colores que parpadeaban y hacían figuras rápidamente, estaba casi en el borde de la plataforma y estaba segura de que desde sus asientos se veía perfectamente el mar. Muchas más atracciones se movían con rapidez y con la misma luz que la noria, pero destacaban menos. De la feria llegaba el barullo provocado por la gente y la música que estaba muy alta.
Caminamos ilusionados por el paseo marítimo que llevaba hasta dicha plataforma. Danny iba increíblemente guapo, siempre lo estaba pero aquella noche mucho más, no podía dejar de mirarle y sentía como si él, de vez en cuando, hiciera lo mismo. Caminaba con cierta dificultad por los zapatos que Blake me había prestado pero intentaba parecer una supermodelo que estaba en una pasarela.
Nos pararon unas cuantas veces para pedirles autógrafos y la mayoría de esas veces nos tocó hacer de fotógrafas y sólo una vez nos pidieron que nosotras también apareciésemos en las fotos.
- Hoy vas preciosa- dijo Danny. Se había quedado retrasado para poder estar  a mi lado pues iba la última del grupo al lado de Natt. Ella se adelantó y nos quedamos los dos.
- Es una suerte que yo pueda decir lo mismo- contesté y él sonrió.
Suponía que tanto él como yo teníamos ganas pero ni siquiera lo pensé cuando le cogí de la mano y comenzamos a caminar así. Me sentía eufórica y apenas podía pensar con claridad. Poco a poco las chicas comenzaron a darse cuenta, pero en lugar de lanzarme miradas de odio o de envida sonreían con picardía y me lanzaban miradas de complicidad. Supongo que era aquello lo que más me gustaba, que aquella gran familia que formábamos todas las fans estuviera echa de personas tan maravillosas.
Para empezar la noche, nos sentamos en una de las casetas a cenar un poco antes de entrar en el barullo. Cuando terminamos decidimos ir hacia la zona donde comenzaba la fiesta. Primero montamos en una gran montaña, que tenía pequeños coches con cuatro plazas que hacían el recorrido. Esperamos con paciencia la cola que había para subir mientras escuchábamos como la gente gritaba al bajar las cuestas.
- ¿Quién se sienta en el primer coche?- preguntó Harry por encima del ruido.
- Vosotros- contestó Danny señalando con la mano a Harry, Tom, Andrea y Bryron. Harry asintió y avanzamos unos cuantos puestos. Ya quedaban cuatro personas por delante de nosotros.
- Si queréis nosotras vamos solas en otro coche- propuso Natt, refiriéndose a ella y Kayla. Dos debían quedarse en un coche distinto así que sólo quedábamos Doug, Danny, Blake y yo.
Danny y yo nos sentamos en los asientos traseros y ellos dos en los delanteros. El hombre que controlaba la atracción cerró los hierros que se aferraban a nuestras piernas con fuerza por seguridad. El coche se puso en funcionamiento después de un leve tirón y comenzó a subir. El coche donde iban Harry, Tom, Andrea y Bryron subía por delante de nosotros y ya había llegado a la zona plana que preparaba la primera caída. Les vimos caer y gritar a pleno pulmón. Aferré fuerte las manos al hierro preparándome para la inminente caída. Nos arrojamos hacia abajo y los tres levantaron las manos mientras gritaban, en cambio yo seguía con las manos cerradas alrededor del hierro mientras gritaba de miedo. Sentía la adrenalina recorriendo Cuando llegamos a la parte baja el coche cogió mayor velocidad y comenzamos a girar por una curva inclinada que me hizo acercarme a Danny, este pasó el brazo por mis hombros y me acercó más aún a él.
El resto del viaje estuvo lleno de cuestas más o menos altas que cogíamos con gran velocidad. Al final me animé y levantaba los brazos como el resto y cuando la cámara del establecimiento nos fotografió bajando la última cuesta salía con aspecto divertido.
Después probamos una gigantesca lanzadera que estaba al lado de la casa del terror, a la cual prometimos entrar al final de la noche, después montamos en una máquina, con dos filas de asientos, que daba vueltas sobre sí misma y giraba hacia todos lados. No tenía ni idea de la hora que era pero estábamos disfrutando como niños pequeños, compramos algodón dulce, Harry y Tom jugaron en el puesto de destruir latas para conseguir algún regalo pero no ganaron ninguno. Después montamos en los coches de choque, bailamos como locos en las casetas, donde la música nos taladró los oídos y el calor nos abordó y por fin llegó el momento en el que sacamos las entradas para la casa del terror.
Nos colocamos en fila para entrar. El primero era Harry, que debía llamar a la puerta para que nos abrieran, le seguían Bryron, Kayla, Tom, Andrea, Doug, Blake, yo iba entre estos dos, detrás de Blake iba Natt y por último Natt.
Entramos en la casa después de que un viejo y terrorífico anciano nos abriera. Al principio, cuando el hombre que nos abrió la puerta hablaba sobre el recorrido que íbamos a seguir por dentro de la casa todo nos hacía gracia, pero después con los primeros sustos y gritos la cosa fue poniéndose seria y bastante tenebrosa. Al final del recorrido acabé la última, siendo tirada por Danny para sacarme al exterior.
Después de la casa del terror mi corazón se quedó descolocado y le costó recuperar los latidos normales pero mi corazón debía empezar a acostumbrarse a eso de tener cambios de ritmo más a menudo.
-¿Quieres que subamos?- preguntó Danny señalando la noria.
-Sí… claro- dije intentando recuperarme.
Nos separamos del resto y mientras Danny cogía las entradas yo me ponía en la fila. Inesperadamente, cuando volvió de coger las entradas, me cogió de la mano y me besó con auténtica naturalidad delante de todo el mundo. Cuando nos separamos miré hacia los lados, nadie nos miraba, éramos unos cualquiera a los que nadie prestaba atención.
Con esa felicidad subimos a la noria, nos sentamos en una de las cabinas y nos abrazamos mientras se ponía en movimiento.
-Nunca había imaginado estar aquí, contigo…
-¡Qué me vas a contar!- bromeé- hasta hace unos días eras Danny Jones, al que sólo veía en fotos y vídeos.
-¿Me quieres?- preguntó de repente.
-Sí, creo que desde el primer día que te vi- confesé- pero supongo que nunca me he llegado a dar cuenta de que estoy enamorada de ti.
-Me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo- determinó sonriendo. Me volvió a besar y dejé que el tiempo pasara mientras nosotros nos queríamos.

domingo, 17 de abril de 2011

Capítulo 10. Me paso demasiado tiempo pensando en ti.

Blake y yo hablamos hasta altas horas de la mañana sobre el mismo tema así que no es de extrañar que los ratos durante los que dormí en esa noche soñara con el reciente acontecimiento, me despertaba de vez en cuando, el corazón me daba un vuelco y tenía cosquillas en el estómago.
Me imaginaba sus ojos, azules y relucientes, mirándome con intensidad e interés. Los dos nos besamos en mi cabeza más de mil veces. Pero la realidad era otra, estaba en aquella cama, sola, escuchando la respiración de Blake e irradiando felicidad por los cuatro costados, pero nadie estaba allí, despierto, para verlo.
-Buenos días- me susurró Danny al oído arrastrando las palabras. Como cada mañana, yo miraba adormilada como mi vaso de leche daba vueltas en el microondas mientras se calentaba.
-Hola- saludé risueña. Me giré para verle, su pelo rizado estaba algo despeinado, tenía un poco de ojeras por debajo de sus preciosos ojos adormilados. Tenía una gran sonrisa dibujada en la cara.
-Veo que no has dormido demasiado- bromeó. Me llevé los dedos a la parte inferior de los ojos, absolutamente segura de que tenía ojeras como Danny.
-Tu tampoco…- contesté.
-No, no he dormido mucho- admitió- me paso demasiado tiempo pensando en ti.
Y sin decir nada más se fue con una ligera sonrisa en los labios hacia la mesa en la terraza donde nos sentaríamos a tomar el desayuno, el microondas sonó indicando que la leche ya estaba lista pero yo estaba demasiado absorta en mis propios pensamientos como para hacer caso al pitido.
Acudí a reunirme con el resto con alegría. Todos estaban realmente dormidos pero yo había dejado de estarlo. El día estaba reluciente, todas las nubes del cielo había desaparecido y tenía un tono azul pálido, el sol brillaba a un lado y sólo había pequeñas corrientes de aire, que hacían el día más agradable.
-Podemos ir hoy a Newcastle- propuso Tom en medio del silencio.
-Sí, es buena idea- comenté.
Aunque la conversación no fue del todo fluida acordamos en encontrarnos en media hora en el vestíbulo para alquilar dos coches e ir a Newcastle. Estaba a una hora y media del hotel así que teníamos un largo camino, pero tenía ganas para hacer cualquier cosa.
Newcastle era una ciudad preciosa, a la que nunca había ido. Por supuesto llevaba conmigo mi cámara azul para fotografiar todo lo que viera y me gustara. Aquel día Blake se había encargado de vestirme, no sabía por qué pero nada más levantarnos se había empeñado en elegir la ropa que llevaría ese día.
-Tiene que ser ropa alegre, que te haga destacar- dijo con seguridad. 
-¿Por qué?- pregunté sin entender nada de lo que ella aseguraba.
-Estás alegre, ¿no?- yo asentí- pues ya está, Danny tiene que fijarse sólo en ti.
Me hizo ponerme una camisa de color amarillo brillante, unos pantalones azules que llegaban hasta la mitad del muslo y que eran algo anchos, unas sandalias blancas y mis gafas de sol negras. Me prestó un bolso blanco, bastante veraniego, que iba a juego con las sandalias.
Demasiado perturbada como para fijarme si Danny se fijaba en mi o no, me subí al coche junto a Blake y Natt preparadas para comenzar el viaje. Danny conducía y Dougie iba a su lado intentando encontrar alguna emisora de radio con la que pudiéramos escuchar música pero no encontraba ninguna.
Cuando por fin consiguió encontrar una emisora comenzamos a cantar a pleno pulmón las canciones que salían. Dougie y Danny fingían tener voces horribles, cuando en realidad todos sabíamos que eso era realmente imposible.
Llegamos a Newcastle después de una hora y media de viaje. Era una ciudad muy bonita así que disfrutamos sacándonos fotos. Caminábamos siguiendo el recorrido del río Tyne y cruzamos algunos de los muchos puentes colgantes que lo atravesaban. 
-¡Ven Brook!- me llamó Danny- Vamos a hacernos una foto.
Dudé al principio pero acepté enseguida. Estaba apoyado sobre uno de los hierros circulares  y blancos que hacían de barrera en uno de los puentes. Tenía los brazos apoyados sobre esta y esperaba a que me colocara a su lado. Corrí para colocarme mientras Blake se preparaba para hacer la foto. Quería salir perfecta, podía ver esa fotografía colocada en un bonito marco en la mesilla de noche de mi habitación. Lucí una perfecta sonrisa y Blake pulsó el botón y la cámara guardó nuestra imagen.
Después de aquella foto se sucedieron unas cuantas más. La mayoría de ellas eran en grupo así que teníamos que pedir a alguien que nos pudiera hacer la foto. Así llegó la hora de comer y elegimos un pequeño restaurante italiano donde nos pusieron las mejores pizzas que había probado en la vida. Por esta razón el resto de la visita a Newcastle la hicimos con el estómago lleno.
De vuelta a los coches encontramos un cartel, pegado a una pared de un edificio que hacía como tablón de anuncios de eventos recientes. En particular vimos un gran cartel que nos llamó la atención. Al día siguiente comenzaría la feria en uno de los pueblos cercanos a Newcastle.
-He oído hablar de esa feria- dijo Harry mientras lo leíamos- Dicen que la fiesta allí es increíble.
Mis ojos debieron iluminarse tanto como los de Blake. Nos miramos ilusionadas y sonreímos. Una fiesta, eso era justo lo que quería, todos juntos lo pasaríamos increíblemente bien.
El viaje de regreso al hotel lo hicimos hablando sobre la feria a la que asistiríamos al día siguiente, bastante emocionados. Nunca había ido a una buena feria como aquella, de esas que se ven la noria brillar desde lejos, en las que hay atracciones por todos lados, puestos de algodón dulce y miles de casetas donde la música revienta tus oídos y la gente se deja llevar.
-¿Me acompañas a dejar la llave del coche en recepción?- me preguntó Danny casi susurrando para que nadie nos escuchara.
-Claro- contesté.
Caminamos en silencio hasta recepción y esperamos a que ellos desaparecieran de nuestra vista y que apareciera la mujer que debía recoger la llave. Cuando la devolvimos nos dirigimos hacia la entrada a los ascensores, fui a llamar al botón pero Danny me agarró de la mano.
-Mejor subamos andando- dijo con cierto tono de misterio.
Cuando llegamos al segundo piso volvió a cogerme de la mano, pero esta vez era para pararme. Nos quedamos quietos uno en frente del otro. Tenía miedo por lo que pudiera decirme, tenía el corazón en la boca. Tenía la extraña sensación de que en realidad todo había sido un error para él y que no volvería a hacerlo nunca más.
-No sé si querías el beso de anoche…- comenzó a decir.
-Sí, claro que sí- aseguré. El sonrió.
-Me alegro… porque llevo todo el día deseando hacer esto.
Me pasó la mano por el pelo y volvió a besarme con más intensidad que el pasado día. Podía sentir el sabor de su boca y la pasión de sus labios. Rodeé su cuello con mis manos haciendo que se acercara más. Le besé con todas las ganas del mundo y siendo de nuevo completamente feliz. Me separé despacio de él y le di un pequeño beso en los labios.
-Tenemos que subir- dijo con resignación. Nos separamos lentamente mientras enlazaba sus dedos con los míos.
-Lo sé- contesté. Subimos los escalones cogidos de la mano como si fuésemos una pareja feliz.
-¿No te gustaría que fuésemos así por la calle?- preguntó.
-Sí, siempre lo he querido- confesé.

viernes, 15 de abril de 2011

Capítulo 9. Con esa cara de idiota feliz.

No, aquella tarde no vimos la matanza de Texas, la niña del exorcista ni películas del estilo, hicimos algo que valía mucho  más la pena. En primer lugar nos llevaron a la sala de actos del hotel, que era una gran sala oscura en la primera planta, alejada de las habitaciones, con unas cuantas filas de butacas y un escenario al fondo. Los focos alumbraban a Danny, Dougie y Harry que estaban en el suelo esperando. Tom nos guió hasta la primera fila de butacas y nos sentamos.
- Esperamos que os guste- dijo Danny acercándose al micrófono.
La canción comenzó a sonar.  Blake fue la primera en levantarse cuando escuchó empezar All about you, me cogió de la mano y comenzamos a bailar. El resto nos imitó, incluídos Danny y Dougie, que estaban sentados con nosotras escuchando el acústico. Bailamos unos con otros hasta que terminó la canción. Estaba bailando con Doguie, abrazándole por los hombros, cuando la canción acabó. Nos separamos y aplaudimos. Ellos dos subieron al escenario y siguieron con aquel pequeño y personal concierto. Sonaron unas cuantas canciones más, después de All about you, siguió too close for comfort, the heart never lies, Danny cantó solo Not alone y para acabar 5 colours in her hair.
Cuando terminaron de tocar esta última canción bajaron del escenario y nos abrazaron una a una. Danny me raptó entre sus brazos, de nuevo estaba allí, con él, ni en sueños me hubiera imaginado que alguna vez sucedería. Por supuesto mi corazón latía lo más fuerte que podía y sentía que se podía salir de mi pecho en cualquier momento. Me besó en la cabeza y nos separamos.
La tarde había pasado rápidamente y cuando nos quisimos dar cuenta ya era la hora de ir a la ducha. Habíamos pasado un gran rato sentados sobre el escenario después de aquel pequeño concierto. Danny me enseñó tocar un poco la guitarra, pero al no tener ni remota idea, mi aprendizaje no avanzó demasiado y Danny se rió de mi todo lo que pudo.
- Eres muy penosa- dijo y soltó una fuerte carcajada.
- ¡Eso, tu ríete!- me quejé de broma.
Como era de suponer no aprendí nada pero cuando estaba en la ducha, empapándome el pelo con el agua ardiendo me acordaba y reía sin parar, sin que me importara que Blake pudiera pensar que estaba loca. Sentía una tanta  felicidad en mi interior que no me cabía dentro.
Por la noche ya no llovía aunque fuera hacía frío, lo suficiente para cenar dentro del restaurante. Después de la cena y recubiertos de chaquetas cálidas o chubasqueros, salimos al exterior para despejarnos. Fuera el aire recubría cada rincón y hacía que la noche fuera fría y la lluvia, que ya no estaba presente, había dejado todo el césped embarrado.
Caminamos charlando tranquilamente por el camino de piedra que llevaba desde la salida del hotel hasta la entrada al bosque. El camino, que se estrechaba ligeramente, entraba por el bosque y se perdía entre rocas y suelo embarrado. Era casi imposible caminar por allí sin acabar con las zapatillas completamente marrones, por suerte aquella noche me había puesto las botas de lluvia, negras con puntos amarillos que podían mancharse.
Nos adentramos en la oscuridad intentando no resbalar y caer al suelo cuando de repente una rama crujió muy cerca de nosotros, el sonido fue casi imperceptible pero todos lo escuchamos y lo ignoramos. Seguimos caminando y escuchamos como una rama mucho más grande caía a un pequeño riachuelo. Todo el mundo, y me inclúyo en el grupo, chillamos asustados, todos corrieron en dirección opuesta y me vi obligada a hacer lo mismo, alguien me empujó y caí al suelo de rodillas, apoyé las manos y las metí dentro de un charco de barro.
- ¡No puede ser!- me lamenté.
Me restregué una mano contra la otra pero el barro no desaparecía. El corazón me latía muy fuerte y me dolían las piernas que estaban preparadas para salir corriendo. Alguien se arrodilló a mi lado. Danny tenía las rodillas en el borde del charco de barro y me cogió de las muñecas para quitarme el barro.
- ¡Menuda caída!- se burló. Solté una risa nerviosa y le miré con intensidad. A pesar de la poca luz, estaba lo suficientemente cerca como para ver sus ojos que revisaban mis manos.- ¿Te duele?- preguntó señalando una pequeña herida en la palma de la mano, al parecer también me había golpeado con una piedra o algo parecido.
- No- contesté- estoy... bien- estaba asustada pero no me dolía nada, excepto los múslos que seguían preparados para huir.
- Espera que te limpio- dijo. Sacó un pañuelo del bolsillo de su abrigo y lo restregó contra mis manos para quitar el barro. Las palmas seguían algo marrones pero el barro se había quitado.
Me ayudó a levantarme y me sacudí las rodillas. Él comenzó a caminar y yo le seguí pero nada más comenzar a andar di un pequeño traspié que casi me lleva al suelo de nuevo, él me sujetó de un brazo y me acerqué a él sin querer. Allí estaba él de pie con sus ojos enfocados hacia mí. Puso con suavidad sus manos, que estaban congeladas, sobre mi cuello, protegido por un pañuelo, y subió levemente mi cabeza. Me besó con delicadeza en los labios. Apretó sus fríos labios contra los míos mientras cerraba sus ojos. Yo hice lo mismo mientras pasaba mis manos por detrás de su cuello y enlazaba los dedos. Me besó durante unos minutos, que pasaron demasiado deprisa y después cogió mi mano y caminamos agarrados hasta que llegamos a la salida del bosque.
En la puerta del hotel nos esperaban impacientes. Para ese momento ya nos habíamos soltado pero estaba segura de que  mis mejillas seguían completamente rojas y mis ojos brillaban por la felicidad. Por supuesto nadie se dio cuenta de que algo extraño había ocurrido y, como cada noche, después de despedirnos nos fuimos cada uno a la cama. No esperaba ningún acto especial por parte de Danny, pero mientras besaba en la mejilla a Tom le miré y él esbozó una sonrisa dulce que sólo yo podía entender.
Entré en la habitación triunfante y claramente feliz, pero dentro Blake me esperaba sentada sobre la cama, con las piernas cruzadas y los brazos sobre el pecho.
- Me lo vas a contar todo- me ordenó.
- Vale, pero dame un segundo- la pedí. Prentendía cambiarme, pues llevaba los pantalones con barro y las manos posiblemente con mi les de bacterias, pero ella no estaba dispuesta a darme unos minutos.
- ¿Cómo fue?- preguntó. Se había levantado y me tenía agarrada por los brazos y sonriendo de una manera aterradora.
- ¿Perfecto?- me aventuré a decir. No sabía cómo describirlo.- Ha sido… realmente genial, todavía no me lo creo… ¡Espera! ¿Tú cómo lo sabes?
-¿Con esa cara de idiota feliz que traes?- se rio de su propia broma- ¡Vamos! Todo el mundo se ha devido de dar cuenta. ¡Qué bonito! ¿Y tú qué sientes por él?- hizo la pregunta que había estado evitando esos días.
- Pues… creo que… empiezo a quererle- confesé.
- ¿Quiéres a Danny o a Danny Jones?- preguntó, sin duda aquella pregunta tenía un doble significado.
- A Danny- determiné con seguridad.

miércoles, 13 de abril de 2011

Capítulo 8. Al final todo el mundo encuentra a esa persona.

       Me giré por última vez en la cama y la maravillosa sensación de estar casi flotando despareció por completo cuando escuché la voz de Blake llamándome para que me despertara. No podía ni siquiera abrir los ojos, estaba completamente agotada, pero después recordé el momento antes de entrar en la habitación y sentí que me tenía que levantar de inmediato.
      Con los ojos todavía algo cerrados me levanté y como pude comencé a arreglarme. Sin duda necesitaba una buena ducha de agua fría rápida para despertarme. Después, con el humor algo mejor salí en toalla a la habitación para ver el día que hacía. Por supuesto no era como el anterior, en realidad era completamente contrario, el cielo estaba taponado por nubes de color gris que amenazaban con tormenta. No sabía qué íbamos a hacer durante el día pero me vestí con unos vaqueros azules, una camiseta de un tono azul más oscuro del estilo universitaria y mis zapatillas Converse negras. Esperé con paciencia a que Blake terminara de cepillarse el pelo.
Bajamos las dos juntas las escaleras hacia el vestíbulo por las escaleras de emergencia. Nos dirigimos hacia el restaurante. No sabía si había empezado y a llover pero estaba segura de que no podíamos salir a la terraza por el mal tiempo, pero al llegar esa suposición se deshizo al ver que habían puesto una pequeña carpa sobre la terraza para protegernos de una posible lluvia. Aún así el aire que se había levantado podía entrar.
Me acerqué a las mesas del bufet que tenían todos los alimentos para el desayuno. Eché leche en una de las tazas, la metí en el microondas y esperé a que se calentara mientras lo miraba fijamente.
-Anoche no subiste- dijo alguien a mi espalda. Me giré distraída y allí estaba Tom con su taza entre las manos y mirándole con una gran sonrisa.
-Ya… me quedé dormida- me disculpé- nada más llegar a la cama.
Por detrás de Tom pasó Danny buscando algo que necesitaba para desayunar, me miró distraido mientras seguía buscando lo que quisiera que necesitara. Ni siquiera se fijó en mi, siguió como si nada. El corazón me latía muy fuerte por culpa de la decepción. Sí esperaba algún saludo, un beso como el que me había dado por la noche pero no hizo nada de eso.
Tomé el desayuno metida en mis propios pensamientos sin hacer demasiado caso a los comentarios y sugerencias que hacían para pasar el día. Miraba de reojo a Danny que tenía una divertida conversación con Byron. “¿Estás celosa?” me pregunté en mi cabeza, ¿celosa de qué? Sí, había una pequeña posibilidad de que estuviera celosa y que deseara estar en el cuerpo de Byron y poder hablar con él, pero en en vez de eso, él me ignoraba.
-¿Tú qué piensas?- dijo Tom que se había sentado a mi lado.
-¿De qué?- pregunté  sin saber a qué se refería.
-Lo que están hablado- explicó señalando con la palma de la mano hacia Harry, Dougie, Natt y Andrea- dicen de ver esta tarde una película de miedo.
-Sí… estaría bien- contesté sin demasiadas ganas.
-¿Qué te ocurre?- inquirió preocupado.
-Nada… no me gustan los días de lluvia, me ponen triste- no estaba mintiendo pero no iba a mencionar que empezaba a gustarme Danny.
El día, tal y como esperaba fue algo triste, por lo menos la mañana. Blake y yo la pasamos metidas en la habitación registrando la ropa la una de la otra y de vez en cuando hacíamos fotos. De fondo sonaba el primer disco de McFly y hacía de banda sonora.
-Quiero comer algo, ¿bajas?- me dijo.
-No… me quedaré aquí.
-Pero tardaré- insistió.
-Entonces iré a dar una vuelta, si me aburro- decidí.
En realidad estaba esperando ese momento para volver a salir a la azotea donde me había encontrado con Tom, no estaba segura de que fuera a estar allí pero de todos modos quería subir y despejar mis pensamientos. Y, al contrario de lo que yo pensaba, allí estaba Tom, esta  vez sentado con la espalda contra el tabique y tocando algunas notas con su guitarra.
-Espero no molestarte- dije nada más verle.
-Claro que no, en realidad no hacía nada- contestó dejando la guitarra apoyada contra la pared.
Me senté a su lado, con las rodillas dobladas y los brazos sobre ellas. El día comenzaba a oscurecerse cada vez más y la tormenta caería en breves momentos. No hacía demasiado frío pero algunas corrientes de aire te dejaban congelado.
-¿Componías?- me atreví a preguntar.
-Sólo recordaba algunas melodías…- dijo él tocando la superficie de las cuerdas sin que se produjera ningún sonido.
-Entiendo…
-Háblame sobre ti- me pidió.
-Pues… no sé qué decir…- dije dudando- vivo en Londres, voy a cumplir diecisiete años, me llamo Brooklyn…
-Eres divertida- terminó diciendo.
-Sólo a veces- expliqué- me gusta McFly y la música en general. Voy a ser médico y viajaré por todo el mundo entero, con mi hermana.
-¿La quieres mucho, eh?- inquirió con interés. Ella no se podría creer que estuvieramos hablando de ella. De hecho la había prometido algo que todavía no había cumplido. Saqué mi móvil y mientras él miraba yo entraba en la aplicación de la cámara.- ¿Qué haces?- preguntó de nuevo.
-Necesito que nos hagamos una foto, para mandársela a mi hermana, ella te quiere mucho, ¿sabes? La hará mucha ilusión.- Expliqué. Levanté el móvil, con el objetivo de la cámara enfocándonos y los dos nos juntamos sonrientes para salir bien en la foto. Cuando estuvo hecha se la envié a mi hermana.
-¿Y a tus padres que les pareció lo del viaje?
-Mis padres…- repetí bajando el tono de voz- Ellos… bueno… no saben que…
-¿No saben que estás aquí?- preguntó sorprendido. Negué con la cabeza.
-Es que no son los padres que tú estás pensando- comencé a explicar.- Ellos… mi hermana es mi tutora legal, ella me cuida, vivo con ella y es una de mis mejores amigas.
-¿Y tus padres dónde están?
-Viajan mucho, dedican todo su tiempo a ellos mismos.
“Egoístas” pensé. Llevaba viviendo con Courtney cerca de dos años y las visitas de mis padres eran poco frecuentes y cuando venían no estaba muy por la labor de verles, me parecían las personas más egoístas del mundo, pero la vida era así, cruel muchas veces.
- Pero no importa- dije para intentar reconfortarme un poco- estamos bien las dos juntas- sonreí.
-Estoy seguro.
-Ella te quiere mucho- le informé con toda sinceridad.
-Yo la podría querer...
-Si no quisieras ya a otra- terminé su frase.
-Exacto. Giovanna...
-Lo es todo para ti. Lo entiendo. Ojala tuviera yo a alguien a quien querer tanto- me lamenté- y alguien que también me quiera claro.
-Al final todo el mundo encuentra a esa persona- me aseguró.
Me reí y le di un pequeño golpe en la pierna. Él me habló de su vida, de cosas que nunca había llegado a imaginar, él hablaba con normalidad y yo escuchaba con atención mientras veía cómo se arremolinaban las nubes sobre nuestra cabeza. La tormenta iba a empezar en breves momentos, o eso parecía.
-Lo que más me gusta son los acústicos- dijo.
-Nunca he ido a ninguno en directo- le contesté y estaba totalmente de acuerdo cuando decía que era lo que más le gustaba porque yo deseaba porder ver alguno en directo.
-La primera gota cayó sobre mi mejilla como si fuera una lágrima. Después de aquella empezaron a caer otras y al final la lluvia empezó a aumentar. Dentro del hotel y mirando desde la ventana de mi habitación vi como un inmenso manto de lluvia se extendía por todo el paisaje. A penas eran perceptibles objetos cercanos y nos tendríamos que quedar allí metidos toda la tarde.
La comida en el restaurante fue bastante divertida. Estábamos metidos dentro del comedor pues la terraza estaba totalmente empapada. Todos comimos animados decididendo la película que veríamos durante la tarde.
-La niña del exorcista- propuso Danny con la boca llena de pastel.
-¡No!- me negué- Esa sí que no.
-Eres una cobarde- me acusó intentado pronunciar correctamente las palabras. Todos los de la mesa nos reímos cuando casi se atraganta.
-La matanza de Texas- dijo Byron.
Y así fue aumentando la lista de películas, las cuales ninguna había visto. Era una auténtica cobarde, no podía engañar a nadie, siempre que iba al cine a ver alguna película de miedo acababa con los ojos cerrados con fuerza escondidos detrás del cartón de palomitas.
Pero la tarde no salió como planeábamos, aunque algunos lo tenían todo planeado.