domingo, 17 de abril de 2011

Capítulo 10. Me paso demasiado tiempo pensando en ti.

Blake y yo hablamos hasta altas horas de la mañana sobre el mismo tema así que no es de extrañar que los ratos durante los que dormí en esa noche soñara con el reciente acontecimiento, me despertaba de vez en cuando, el corazón me daba un vuelco y tenía cosquillas en el estómago.
Me imaginaba sus ojos, azules y relucientes, mirándome con intensidad e interés. Los dos nos besamos en mi cabeza más de mil veces. Pero la realidad era otra, estaba en aquella cama, sola, escuchando la respiración de Blake e irradiando felicidad por los cuatro costados, pero nadie estaba allí, despierto, para verlo.
-Buenos días- me susurró Danny al oído arrastrando las palabras. Como cada mañana, yo miraba adormilada como mi vaso de leche daba vueltas en el microondas mientras se calentaba.
-Hola- saludé risueña. Me giré para verle, su pelo rizado estaba algo despeinado, tenía un poco de ojeras por debajo de sus preciosos ojos adormilados. Tenía una gran sonrisa dibujada en la cara.
-Veo que no has dormido demasiado- bromeó. Me llevé los dedos a la parte inferior de los ojos, absolutamente segura de que tenía ojeras como Danny.
-Tu tampoco…- contesté.
-No, no he dormido mucho- admitió- me paso demasiado tiempo pensando en ti.
Y sin decir nada más se fue con una ligera sonrisa en los labios hacia la mesa en la terraza donde nos sentaríamos a tomar el desayuno, el microondas sonó indicando que la leche ya estaba lista pero yo estaba demasiado absorta en mis propios pensamientos como para hacer caso al pitido.
Acudí a reunirme con el resto con alegría. Todos estaban realmente dormidos pero yo había dejado de estarlo. El día estaba reluciente, todas las nubes del cielo había desaparecido y tenía un tono azul pálido, el sol brillaba a un lado y sólo había pequeñas corrientes de aire, que hacían el día más agradable.
-Podemos ir hoy a Newcastle- propuso Tom en medio del silencio.
-Sí, es buena idea- comenté.
Aunque la conversación no fue del todo fluida acordamos en encontrarnos en media hora en el vestíbulo para alquilar dos coches e ir a Newcastle. Estaba a una hora y media del hotel así que teníamos un largo camino, pero tenía ganas para hacer cualquier cosa.
Newcastle era una ciudad preciosa, a la que nunca había ido. Por supuesto llevaba conmigo mi cámara azul para fotografiar todo lo que viera y me gustara. Aquel día Blake se había encargado de vestirme, no sabía por qué pero nada más levantarnos se había empeñado en elegir la ropa que llevaría ese día.
-Tiene que ser ropa alegre, que te haga destacar- dijo con seguridad. 
-¿Por qué?- pregunté sin entender nada de lo que ella aseguraba.
-Estás alegre, ¿no?- yo asentí- pues ya está, Danny tiene que fijarse sólo en ti.
Me hizo ponerme una camisa de color amarillo brillante, unos pantalones azules que llegaban hasta la mitad del muslo y que eran algo anchos, unas sandalias blancas y mis gafas de sol negras. Me prestó un bolso blanco, bastante veraniego, que iba a juego con las sandalias.
Demasiado perturbada como para fijarme si Danny se fijaba en mi o no, me subí al coche junto a Blake y Natt preparadas para comenzar el viaje. Danny conducía y Dougie iba a su lado intentando encontrar alguna emisora de radio con la que pudiéramos escuchar música pero no encontraba ninguna.
Cuando por fin consiguió encontrar una emisora comenzamos a cantar a pleno pulmón las canciones que salían. Dougie y Danny fingían tener voces horribles, cuando en realidad todos sabíamos que eso era realmente imposible.
Llegamos a Newcastle después de una hora y media de viaje. Era una ciudad muy bonita así que disfrutamos sacándonos fotos. Caminábamos siguiendo el recorrido del río Tyne y cruzamos algunos de los muchos puentes colgantes que lo atravesaban. 
-¡Ven Brook!- me llamó Danny- Vamos a hacernos una foto.
Dudé al principio pero acepté enseguida. Estaba apoyado sobre uno de los hierros circulares  y blancos que hacían de barrera en uno de los puentes. Tenía los brazos apoyados sobre esta y esperaba a que me colocara a su lado. Corrí para colocarme mientras Blake se preparaba para hacer la foto. Quería salir perfecta, podía ver esa fotografía colocada en un bonito marco en la mesilla de noche de mi habitación. Lucí una perfecta sonrisa y Blake pulsó el botón y la cámara guardó nuestra imagen.
Después de aquella foto se sucedieron unas cuantas más. La mayoría de ellas eran en grupo así que teníamos que pedir a alguien que nos pudiera hacer la foto. Así llegó la hora de comer y elegimos un pequeño restaurante italiano donde nos pusieron las mejores pizzas que había probado en la vida. Por esta razón el resto de la visita a Newcastle la hicimos con el estómago lleno.
De vuelta a los coches encontramos un cartel, pegado a una pared de un edificio que hacía como tablón de anuncios de eventos recientes. En particular vimos un gran cartel que nos llamó la atención. Al día siguiente comenzaría la feria en uno de los pueblos cercanos a Newcastle.
-He oído hablar de esa feria- dijo Harry mientras lo leíamos- Dicen que la fiesta allí es increíble.
Mis ojos debieron iluminarse tanto como los de Blake. Nos miramos ilusionadas y sonreímos. Una fiesta, eso era justo lo que quería, todos juntos lo pasaríamos increíblemente bien.
El viaje de regreso al hotel lo hicimos hablando sobre la feria a la que asistiríamos al día siguiente, bastante emocionados. Nunca había ido a una buena feria como aquella, de esas que se ven la noria brillar desde lejos, en las que hay atracciones por todos lados, puestos de algodón dulce y miles de casetas donde la música revienta tus oídos y la gente se deja llevar.
-¿Me acompañas a dejar la llave del coche en recepción?- me preguntó Danny casi susurrando para que nadie nos escuchara.
-Claro- contesté.
Caminamos en silencio hasta recepción y esperamos a que ellos desaparecieran de nuestra vista y que apareciera la mujer que debía recoger la llave. Cuando la devolvimos nos dirigimos hacia la entrada a los ascensores, fui a llamar al botón pero Danny me agarró de la mano.
-Mejor subamos andando- dijo con cierto tono de misterio.
Cuando llegamos al segundo piso volvió a cogerme de la mano, pero esta vez era para pararme. Nos quedamos quietos uno en frente del otro. Tenía miedo por lo que pudiera decirme, tenía el corazón en la boca. Tenía la extraña sensación de que en realidad todo había sido un error para él y que no volvería a hacerlo nunca más.
-No sé si querías el beso de anoche…- comenzó a decir.
-Sí, claro que sí- aseguré. El sonrió.
-Me alegro… porque llevo todo el día deseando hacer esto.
Me pasó la mano por el pelo y volvió a besarme con más intensidad que el pasado día. Podía sentir el sabor de su boca y la pasión de sus labios. Rodeé su cuello con mis manos haciendo que se acercara más. Le besé con todas las ganas del mundo y siendo de nuevo completamente feliz. Me separé despacio de él y le di un pequeño beso en los labios.
-Tenemos que subir- dijo con resignación. Nos separamos lentamente mientras enlazaba sus dedos con los míos.
-Lo sé- contesté. Subimos los escalones cogidos de la mano como si fuésemos una pareja feliz.
-¿No te gustaría que fuésemos así por la calle?- preguntó.
-Sí, siempre lo he querido- confesé.

1 comentario:

  1. vale.. esque kdnbjfjdsbvje, quien no quiere ir así por la calle y quien no querria un beso suyo!! yo quiero! pf.. me a encantado*_*
    la fiesta me tiene intrigada

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