miércoles, 13 de abril de 2011

Capítulo 8. Al final todo el mundo encuentra a esa persona.

       Me giré por última vez en la cama y la maravillosa sensación de estar casi flotando despareció por completo cuando escuché la voz de Blake llamándome para que me despertara. No podía ni siquiera abrir los ojos, estaba completamente agotada, pero después recordé el momento antes de entrar en la habitación y sentí que me tenía que levantar de inmediato.
      Con los ojos todavía algo cerrados me levanté y como pude comencé a arreglarme. Sin duda necesitaba una buena ducha de agua fría rápida para despertarme. Después, con el humor algo mejor salí en toalla a la habitación para ver el día que hacía. Por supuesto no era como el anterior, en realidad era completamente contrario, el cielo estaba taponado por nubes de color gris que amenazaban con tormenta. No sabía qué íbamos a hacer durante el día pero me vestí con unos vaqueros azules, una camiseta de un tono azul más oscuro del estilo universitaria y mis zapatillas Converse negras. Esperé con paciencia a que Blake terminara de cepillarse el pelo.
Bajamos las dos juntas las escaleras hacia el vestíbulo por las escaleras de emergencia. Nos dirigimos hacia el restaurante. No sabía si había empezado y a llover pero estaba segura de que no podíamos salir a la terraza por el mal tiempo, pero al llegar esa suposición se deshizo al ver que habían puesto una pequeña carpa sobre la terraza para protegernos de una posible lluvia. Aún así el aire que se había levantado podía entrar.
Me acerqué a las mesas del bufet que tenían todos los alimentos para el desayuno. Eché leche en una de las tazas, la metí en el microondas y esperé a que se calentara mientras lo miraba fijamente.
-Anoche no subiste- dijo alguien a mi espalda. Me giré distraída y allí estaba Tom con su taza entre las manos y mirándole con una gran sonrisa.
-Ya… me quedé dormida- me disculpé- nada más llegar a la cama.
Por detrás de Tom pasó Danny buscando algo que necesitaba para desayunar, me miró distraido mientras seguía buscando lo que quisiera que necesitara. Ni siquiera se fijó en mi, siguió como si nada. El corazón me latía muy fuerte por culpa de la decepción. Sí esperaba algún saludo, un beso como el que me había dado por la noche pero no hizo nada de eso.
Tomé el desayuno metida en mis propios pensamientos sin hacer demasiado caso a los comentarios y sugerencias que hacían para pasar el día. Miraba de reojo a Danny que tenía una divertida conversación con Byron. “¿Estás celosa?” me pregunté en mi cabeza, ¿celosa de qué? Sí, había una pequeña posibilidad de que estuviera celosa y que deseara estar en el cuerpo de Byron y poder hablar con él, pero en en vez de eso, él me ignoraba.
-¿Tú qué piensas?- dijo Tom que se había sentado a mi lado.
-¿De qué?- pregunté  sin saber a qué se refería.
-Lo que están hablado- explicó señalando con la palma de la mano hacia Harry, Dougie, Natt y Andrea- dicen de ver esta tarde una película de miedo.
-Sí… estaría bien- contesté sin demasiadas ganas.
-¿Qué te ocurre?- inquirió preocupado.
-Nada… no me gustan los días de lluvia, me ponen triste- no estaba mintiendo pero no iba a mencionar que empezaba a gustarme Danny.
El día, tal y como esperaba fue algo triste, por lo menos la mañana. Blake y yo la pasamos metidas en la habitación registrando la ropa la una de la otra y de vez en cuando hacíamos fotos. De fondo sonaba el primer disco de McFly y hacía de banda sonora.
-Quiero comer algo, ¿bajas?- me dijo.
-No… me quedaré aquí.
-Pero tardaré- insistió.
-Entonces iré a dar una vuelta, si me aburro- decidí.
En realidad estaba esperando ese momento para volver a salir a la azotea donde me había encontrado con Tom, no estaba segura de que fuera a estar allí pero de todos modos quería subir y despejar mis pensamientos. Y, al contrario de lo que yo pensaba, allí estaba Tom, esta  vez sentado con la espalda contra el tabique y tocando algunas notas con su guitarra.
-Espero no molestarte- dije nada más verle.
-Claro que no, en realidad no hacía nada- contestó dejando la guitarra apoyada contra la pared.
Me senté a su lado, con las rodillas dobladas y los brazos sobre ellas. El día comenzaba a oscurecerse cada vez más y la tormenta caería en breves momentos. No hacía demasiado frío pero algunas corrientes de aire te dejaban congelado.
-¿Componías?- me atreví a preguntar.
-Sólo recordaba algunas melodías…- dijo él tocando la superficie de las cuerdas sin que se produjera ningún sonido.
-Entiendo…
-Háblame sobre ti- me pidió.
-Pues… no sé qué decir…- dije dudando- vivo en Londres, voy a cumplir diecisiete años, me llamo Brooklyn…
-Eres divertida- terminó diciendo.
-Sólo a veces- expliqué- me gusta McFly y la música en general. Voy a ser médico y viajaré por todo el mundo entero, con mi hermana.
-¿La quieres mucho, eh?- inquirió con interés. Ella no se podría creer que estuvieramos hablando de ella. De hecho la había prometido algo que todavía no había cumplido. Saqué mi móvil y mientras él miraba yo entraba en la aplicación de la cámara.- ¿Qué haces?- preguntó de nuevo.
-Necesito que nos hagamos una foto, para mandársela a mi hermana, ella te quiere mucho, ¿sabes? La hará mucha ilusión.- Expliqué. Levanté el móvil, con el objetivo de la cámara enfocándonos y los dos nos juntamos sonrientes para salir bien en la foto. Cuando estuvo hecha se la envié a mi hermana.
-¿Y a tus padres que les pareció lo del viaje?
-Mis padres…- repetí bajando el tono de voz- Ellos… bueno… no saben que…
-¿No saben que estás aquí?- preguntó sorprendido. Negué con la cabeza.
-Es que no son los padres que tú estás pensando- comencé a explicar.- Ellos… mi hermana es mi tutora legal, ella me cuida, vivo con ella y es una de mis mejores amigas.
-¿Y tus padres dónde están?
-Viajan mucho, dedican todo su tiempo a ellos mismos.
“Egoístas” pensé. Llevaba viviendo con Courtney cerca de dos años y las visitas de mis padres eran poco frecuentes y cuando venían no estaba muy por la labor de verles, me parecían las personas más egoístas del mundo, pero la vida era así, cruel muchas veces.
- Pero no importa- dije para intentar reconfortarme un poco- estamos bien las dos juntas- sonreí.
-Estoy seguro.
-Ella te quiere mucho- le informé con toda sinceridad.
-Yo la podría querer...
-Si no quisieras ya a otra- terminé su frase.
-Exacto. Giovanna...
-Lo es todo para ti. Lo entiendo. Ojala tuviera yo a alguien a quien querer tanto- me lamenté- y alguien que también me quiera claro.
-Al final todo el mundo encuentra a esa persona- me aseguró.
Me reí y le di un pequeño golpe en la pierna. Él me habló de su vida, de cosas que nunca había llegado a imaginar, él hablaba con normalidad y yo escuchaba con atención mientras veía cómo se arremolinaban las nubes sobre nuestra cabeza. La tormenta iba a empezar en breves momentos, o eso parecía.
-Lo que más me gusta son los acústicos- dijo.
-Nunca he ido a ninguno en directo- le contesté y estaba totalmente de acuerdo cuando decía que era lo que más le gustaba porque yo deseaba porder ver alguno en directo.
-La primera gota cayó sobre mi mejilla como si fuera una lágrima. Después de aquella empezaron a caer otras y al final la lluvia empezó a aumentar. Dentro del hotel y mirando desde la ventana de mi habitación vi como un inmenso manto de lluvia se extendía por todo el paisaje. A penas eran perceptibles objetos cercanos y nos tendríamos que quedar allí metidos toda la tarde.
La comida en el restaurante fue bastante divertida. Estábamos metidos dentro del comedor pues la terraza estaba totalmente empapada. Todos comimos animados decididendo la película que veríamos durante la tarde.
-La niña del exorcista- propuso Danny con la boca llena de pastel.
-¡No!- me negué- Esa sí que no.
-Eres una cobarde- me acusó intentado pronunciar correctamente las palabras. Todos los de la mesa nos reímos cuando casi se atraganta.
-La matanza de Texas- dijo Byron.
Y así fue aumentando la lista de películas, las cuales ninguna había visto. Era una auténtica cobarde, no podía engañar a nadie, siempre que iba al cine a ver alguna película de miedo acababa con los ojos cerrados con fuerza escondidos detrás del cartón de palomitas.
Pero la tarde no salió como planeábamos, aunque algunos lo tenían todo planeado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario