lunes, 18 de abril de 2011

Capítulo 11. La noche perfecta.

Aquella mañana Blake me había obligado a quedarme en la habitación contándola una y otra vez lo que había sucedido en las escaleras la tarde anterior y haciendo que me probara todas las prendas de ropa que se había traído en la maleta por si se daba la oportunidad de usarlas. Las dos permanecimos en la habitación hasta la hora de comer decidiendo qué nos íbamos a poner esa noche. No éramos las únicas, en el desayuno decidimos que mientras los chicos iban a probar el gimnasio del hotel nosotras haríamos eso para pasar la mañana.
Acabamos haciendo una pequeña pasarela de moda en mitad del pasillo para decidir qué nos íbamos a poner. Por muy superficial o ridículo que pareciera era la primera vez que hacía eso así que estaba resultando bastante divertido, aunque no tenía nada todavía para ponerme esa noche. Blake lo decidió por mí. Encima de mi cama estaba estirado un vestido blanco, que parecía que se ceñía bastante al cuerpo, con palabra de honor, con un poco de pico en el centro, tres botones a cada lado en la zona de la cintura, y acababa con una falda realmente corta. Me había preparado unos zapatos negros con mucho tacón de cuña, que nunca antes había llevado.
- Blake, me voy a matar con esto- me quejé cogiéndolos para llevarlos al baño antes de ducharme.
- ¡Que no!- contestó distraída- Son fáciles de llevar.
Yo no pensaba lo mismo pero no le di demasiadas vueltas y me metí en el baño para darme una ducha. Andrea vino después de ducharnos para ayudar a peinarnos, tenía unas ideas increíbles y se le daba realmente bien. Decidió dejarme el pelo bastante rebelde, me rizó con una plancha circular todo el pelo, me recogió la parte de arriba, la cual quedó perfectamente colocada por la parte de atrás y me hizo pequeñas trenzas por algunas partes. Para terminar me echó purpurina por el pelo y comenzó a peinar a Blake.
Recordaba aquellos días en los que Ayleen y yo pasábamos horas y horas arreglándonos para pasar una noche entera de fiesta. Después de que terminara la fiesta íbamos a dormir juntas a mi casa o a la suya. Aquellas fiestas eran inolvidables y habían dejado el telón muy alto.
Me maquillé tal y como Ayleen me había enseñado, primero la base de color carne por toda la piel de mi rostro, después la raya negra para perfilar mis ojos, después sombra marrón y por encima sombra negra con brillo, un poco de colorete para mis mejillas y por último el pintalabios.
Después de unas cuantas horas metidas entre secadores, planchas y laca salimos de la habitación listas para arrasar. Había guardado el móvil, algo de dinero y la cámara de fotos en el pequeño bolso que Blake también me había dejado y llevaba colocado cuidadosamente para no destrozarme el peinado un sombrero de color negro que compartíamos todas, comprado en la pequeña tienda que estaba en la parte externa y posterior del hotel.

De la orilla de la playa salía hacia el mar una gran plataforma que soportaba toda la feria. La noche estaba empezando a llegar pero todavía la ciudad estaba iluminada por la luz del sol. Nosotros habíamos llegado después de dos horas largas de viaje y buscábamos un buen lugar para poder aparcar. La gran noria, con líneas iluminadas hacia el centro con miles de bombillas de colores que parpadeaban y hacían figuras rápidamente, estaba casi en el borde de la plataforma y estaba segura de que desde sus asientos se veía perfectamente el mar. Muchas más atracciones se movían con rapidez y con la misma luz que la noria, pero destacaban menos. De la feria llegaba el barullo provocado por la gente y la música que estaba muy alta.
Caminamos ilusionados por el paseo marítimo que llevaba hasta dicha plataforma. Danny iba increíblemente guapo, siempre lo estaba pero aquella noche mucho más, no podía dejar de mirarle y sentía como si él, de vez en cuando, hiciera lo mismo. Caminaba con cierta dificultad por los zapatos que Blake me había prestado pero intentaba parecer una supermodelo que estaba en una pasarela.
Nos pararon unas cuantas veces para pedirles autógrafos y la mayoría de esas veces nos tocó hacer de fotógrafas y sólo una vez nos pidieron que nosotras también apareciésemos en las fotos.
- Hoy vas preciosa- dijo Danny. Se había quedado retrasado para poder estar  a mi lado pues iba la última del grupo al lado de Natt. Ella se adelantó y nos quedamos los dos.
- Es una suerte que yo pueda decir lo mismo- contesté y él sonrió.
Suponía que tanto él como yo teníamos ganas pero ni siquiera lo pensé cuando le cogí de la mano y comenzamos a caminar así. Me sentía eufórica y apenas podía pensar con claridad. Poco a poco las chicas comenzaron a darse cuenta, pero en lugar de lanzarme miradas de odio o de envida sonreían con picardía y me lanzaban miradas de complicidad. Supongo que era aquello lo que más me gustaba, que aquella gran familia que formábamos todas las fans estuviera echa de personas tan maravillosas.
Para empezar la noche, nos sentamos en una de las casetas a cenar un poco antes de entrar en el barullo. Cuando terminamos decidimos ir hacia la zona donde comenzaba la fiesta. Primero montamos en una gran montaña, que tenía pequeños coches con cuatro plazas que hacían el recorrido. Esperamos con paciencia la cola que había para subir mientras escuchábamos como la gente gritaba al bajar las cuestas.
- ¿Quién se sienta en el primer coche?- preguntó Harry por encima del ruido.
- Vosotros- contestó Danny señalando con la mano a Harry, Tom, Andrea y Bryron. Harry asintió y avanzamos unos cuantos puestos. Ya quedaban cuatro personas por delante de nosotros.
- Si queréis nosotras vamos solas en otro coche- propuso Natt, refiriéndose a ella y Kayla. Dos debían quedarse en un coche distinto así que sólo quedábamos Doug, Danny, Blake y yo.
Danny y yo nos sentamos en los asientos traseros y ellos dos en los delanteros. El hombre que controlaba la atracción cerró los hierros que se aferraban a nuestras piernas con fuerza por seguridad. El coche se puso en funcionamiento después de un leve tirón y comenzó a subir. El coche donde iban Harry, Tom, Andrea y Bryron subía por delante de nosotros y ya había llegado a la zona plana que preparaba la primera caída. Les vimos caer y gritar a pleno pulmón. Aferré fuerte las manos al hierro preparándome para la inminente caída. Nos arrojamos hacia abajo y los tres levantaron las manos mientras gritaban, en cambio yo seguía con las manos cerradas alrededor del hierro mientras gritaba de miedo. Sentía la adrenalina recorriendo Cuando llegamos a la parte baja el coche cogió mayor velocidad y comenzamos a girar por una curva inclinada que me hizo acercarme a Danny, este pasó el brazo por mis hombros y me acercó más aún a él.
El resto del viaje estuvo lleno de cuestas más o menos altas que cogíamos con gran velocidad. Al final me animé y levantaba los brazos como el resto y cuando la cámara del establecimiento nos fotografió bajando la última cuesta salía con aspecto divertido.
Después probamos una gigantesca lanzadera que estaba al lado de la casa del terror, a la cual prometimos entrar al final de la noche, después montamos en una máquina, con dos filas de asientos, que daba vueltas sobre sí misma y giraba hacia todos lados. No tenía ni idea de la hora que era pero estábamos disfrutando como niños pequeños, compramos algodón dulce, Harry y Tom jugaron en el puesto de destruir latas para conseguir algún regalo pero no ganaron ninguno. Después montamos en los coches de choque, bailamos como locos en las casetas, donde la música nos taladró los oídos y el calor nos abordó y por fin llegó el momento en el que sacamos las entradas para la casa del terror.
Nos colocamos en fila para entrar. El primero era Harry, que debía llamar a la puerta para que nos abrieran, le seguían Bryron, Kayla, Tom, Andrea, Doug, Blake, yo iba entre estos dos, detrás de Blake iba Natt y por último Natt.
Entramos en la casa después de que un viejo y terrorífico anciano nos abriera. Al principio, cuando el hombre que nos abrió la puerta hablaba sobre el recorrido que íbamos a seguir por dentro de la casa todo nos hacía gracia, pero después con los primeros sustos y gritos la cosa fue poniéndose seria y bastante tenebrosa. Al final del recorrido acabé la última, siendo tirada por Danny para sacarme al exterior.
Después de la casa del terror mi corazón se quedó descolocado y le costó recuperar los latidos normales pero mi corazón debía empezar a acostumbrarse a eso de tener cambios de ritmo más a menudo.
-¿Quieres que subamos?- preguntó Danny señalando la noria.
-Sí… claro- dije intentando recuperarme.
Nos separamos del resto y mientras Danny cogía las entradas yo me ponía en la fila. Inesperadamente, cuando volvió de coger las entradas, me cogió de la mano y me besó con auténtica naturalidad delante de todo el mundo. Cuando nos separamos miré hacia los lados, nadie nos miraba, éramos unos cualquiera a los que nadie prestaba atención.
Con esa felicidad subimos a la noria, nos sentamos en una de las cabinas y nos abrazamos mientras se ponía en movimiento.
-Nunca había imaginado estar aquí, contigo…
-¡Qué me vas a contar!- bromeé- hasta hace unos días eras Danny Jones, al que sólo veía en fotos y vídeos.
-¿Me quieres?- preguntó de repente.
-Sí, creo que desde el primer día que te vi- confesé- pero supongo que nunca me he llegado a dar cuenta de que estoy enamorada de ti.
-Me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo- determinó sonriendo. Me volvió a besar y dejé que el tiempo pasara mientras nosotros nos queríamos.

1 comentario:

  1. jo tioooo! me encantaaaa!!! mucho mucho.
    Me han entrado ganas de irme a la feeria a mi!
    y pf.. danny que monisidad. "Me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo" *.* Ais, no tardes en subir, amo tu fic!

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