lunes, 23 de mayo de 2011

Capítulo 20. Mentiras, mentiras, mentiras.

Durante el tiempo en el que estuve abrazada por sus brazos recordé en mi cabeza todos los momentos que había vivido en su compañía. Todo comenzaba aquella noche en la que yo, torpemente, me caía en el barro y él era el único que acudía a ayudarme y al final acababa besándome. ¿Cómo iba a imaginarme yo, aquella noche en mi habitación en Londres, que después de unos días, Danny Jones iba a besarme y al final iba a vivir una bonita historia de amor? Todavía no me lo creía, así que era del todo surrealista.
Él me acercó más hacia su cuerpo y yo reposé mi cabeza sobre su pecho mientras que nos movíamos al ritmo de la música lenta. No podía imaginarme cómo iba a ser estar unas cuantas horas sin saber que al otro lado de la puerta, del pasillo o de la cama iba a estar él, con su encantadora sonrisa esperando a que yo dijera algo. Le iba a echar tanto de menos que el corazón, en respuesta a mis sentimientos y preocupaciones, comenzó a latir más fuerte a pesar de que no estaba haciendo ninguna actividad física importante. Supongo que él tampoco quería que Danny se fuera. 
- Te echaré de menos- le dije con total sinceridad.
- ¿Crees que yo a ti no?- preguntó a modo de respuesta. 
- Supongo que sí...- razoné y me puse colorada.
Sabiendo que Danny me iba a echar de menos tanto como yo a él me quedé más tranquila sin demasiado miedo del futuro. Sabía que no sólo era la separación de Danny, tampoco iba a poder encontrar a Tom en la azotea en las noches en las que no podía dormir, ni ver a Dougie mirando vergonzosamente a Blake y dejaría de reírme a todas horas de las tonterías de Harry. Tampoco iba a dormir escuchando la respiración de Blake, no iba a escuchar todas las mañanas las conversaciones de las de al lado y puede que fuera la última vez que las viera en mucho tiempo o incluso en toda mi vida. Me abracé un poco más a Danny angustiada por la inminente separación.
Unas horas después del último desayuno juntos llegamos al aeropuerto a donde todas habíamos llegado desde nuestras respectivas ciudades. Como buen día de verano estaba lleno de turistas que llegaban o se iban de viaje. Para Blake y para mí, que volvíamos a Londres con los chicos fue más fácil encontrar nuestra taquilla de facturación que las del resto. Dejamos que las maletas se marcharan de camino al avión y todos nos reunimos para entrar juntos al interior de la zona de embarque. Estuvimos sentados hablando sobre los momentos vividos en el viaje e intercambiando números de teléfono y direcciones de correo para poder estar en contacto.
Pero la hora de irnos llegó y con ella la tristeza. Todos nos abrazamos unos a otros excepto los que íbamos a Londres. Acompañamos a cada una de las chicas a sus puertas de embarque y esperamos a que nuestra puerta de embarque se abriera, sentados en los bancos frente a ella.
- Ven, quiero un nuevo fondo de pantalla para el móvil- dijo Danny. Me pasó el brazo por los hombros, me apretó contra él y puso al revés el móvil para hacernos una foto.
En la fotografía aparecíamos sonrientes, sus ojos azules brillaban y mostrábamos felicidad por todos lados aunque en mi cabeza sólo había tristeza. Antes de entrar en el avión Tom llamó a Giovanna para que fuera a buscarle al aeropuerto así que me puse algo más contenta al saber que la iba a conocer. El viaje duró menos de una hora así que en poco tiempo ya estábamos esperando a que salieran nuestras maletas por las cintas transportadoras del equipaje. Me latía muy fuerte el corazón, sabiendo que mi hermana me estaba esperando al otro lado de la sala. Cogí mi maleta con ayuda de Harry y esperé a que llegaran el resto de las maletas y salir todos juntos por la puerta de llegadas. Fuera, al contrario de lo que yo pensaba, no sólo estaban nuestros familiares sino que también había un grupo de chicas, fans que se habían enterado de la llegada de los chicos a Londres. En cuanto las puertas se abrieron los flashes comenzaron a cegarme los ojos pero Danny, aunque yo pensara lo contrario, no me soltó de la mano y saludó feliz a sus fans.
Entre la multitud divisé a Courtney que me buscaba con la mirada. Solté la mano de Danny y esquivando a la gente llegué hasta mi hermana, tiré la maleta al suelo y la abracé con fuerza ignorando quien estaba detrás de ella. Sabía que muchas chicas estaban pendientes de mí, preguntándose quién es esa para ir de la mano con Danny pero también las ignoraba, me sentía tan bien con mi hermana a mi lado de nuevo. Cuando nos soltamos ella me cogió de las manos como si me estuviera preparando para algo.
- Mira quién ha venido a vernos- dijo ella a modo de presentación, se apartó un poco y pude ver a mis padres expectantes detrás de ella. Primero no me hizo demasiada gracia verles, después giré la cabeza y me encontré con la mirada de Danny que me prestaba atención mientras firmaba autógrafos.
- ¡Hola!- les dije intentando poner un poco de emoción a la palabra y dibujé una sonrisa algo falsa. Ellos me abrazaron aunque yo no mostré demasiado interés en el abrazo. Cuando me separé de ellos Danny ya estaba a mi lado saludando educadamente a mi padre.
Todos nos quedamos en silencio y el ambiente comenzó a tensarse. ¿Qué se suponía que tenía que decir? ¡Oh, cuanto me alegro de veros! o ¡os echaba tanto de menos! No iba a mentir, no estaba en mis planes. Mi padre cogió la maleta y comenzaron a caminar hacia la salida para llevarla al coche y darme tiempo para despedirme. Estuve mucho tiempo en los brazos de Harry, Dougie y Tom, el cual me presentó a la dulce y agradable Giovanna que había ido a buscarle. Pero mi felicidad no duró demasiado pues llegó el momento de despedirme de Danny, primero me abrazó durante un rato y después me besó delante de todas sus fans, que le querían tanto como yo, y lo sabía, sin importarle los flashes de las cámaras, los gritos o el resto del mundo. Por eso le amaba, por ser cómo era.

Mi padre charlaba con mi madre en el asiento derecho conduciendo hacia el centro de Londres y mi hermana miraba alegremente por la ventana algo distraída y yo, con los cascos puestos, estaba acurrucada en mi asiento deseando evaporarme. Siempre había alguien que ahogaba las fiestas, pues en aquel coche era yo, pero es que alguien tenía que darle realismo a la historia. Entendía que mi hermana quisiera sentir como si toda la familia estuviera junta de nuevo, ella era como una madre para mí y yo sabía cuánto la dolía el que estuviéramos las dos solas viviendo en su casa pero no podía fingir que todo estaba bien cuando no había nada que estuviera bien.
Si Danny hubiera estado por allí cerca me hubiera abrazado y durante unos minutos me hubiera hecho sentir bien pero hasta dentro de dos días no volvería a estar a su lado, lo cual me parecía tremendamente cruel para mi corazón. Y ni siquiera me sentía algo mejor en mi habitación, aquel lugar que en el que siempre tenía un lugar en el que sentirme bien pasara lo que pasara, mi refugio, mi cómoda cama con un dosel de color pastel, mis muebles de color blanco, mi colección de zapatos y bolsos, mi pequeño sillón debajo de la ventana con vistas hacia King’s Cross.
Todo seguía como los planes establecidos en el coche de vuelta a Londres. Me duché rápido y me vestí un poco arreglada, aunque yo quería quedarme tumbada en la cama esperando impacientemente a que Danny llamara. Salimos de casa pero no conseguimos salir a la calle. Había una gran cantidad de personas en la puerta y, yo no lo creía, pero me buscaban a mí. Eran chicas de mi edad, un poco más pequeñas o más mayores y muchas cámaras de fotos. Respiré e intenté salir a la calle para pedir explicaciones.
- ¡Es ella!- gritó una de las chicas y los flashes comenzaron a impactar contra mis ojos.
- Chicas…- intenté decir pero nadie me hacía caso, estaba rodeada de gente y  nadie me tenía en cuenta, sentí tanta frustración que tenía ganas de llorar.
Pero en lugar de llorar salí como pude de allí y seguida por mi familia caminamos hacia el restaurante. Ellas comprendieron que yo no tenía humor para hacerme fotos y se fueron en seguida. ¿Estaba el mundo loco? ¿Qué se suponía que había hecho yo en la vida para tener “fans”? Necesitaba una buena sesión de desahogo con Ayleen, pero de momento me tocaba soportar a mi familia que no hizo nada más que fingir durante la noche.
- ¿Qué tal con el chico ese?- preguntó mi padre. Levanté lentamente la mirada del plato y le miré atónita durante unos segundos, esa era la gota que había colmado el vaso.
- ¿El chico ese?- dije enfureciéndome- El chico ese es la persona más importante de mi vida, por encima de todos vosotros, me ha demostrado que le importo, no como vosotros…- dije refiriéndome a mi madre y a él, contra Courtney no tenía nada que decir.
- ¡No!- exclamó él- A nosotros nos importas…
- ¡Mentiras!- dije mientras me levantaba- Mentiras- repetí- Mentiras.
Salí del restaurante como un huracán y corrí por las calles buscando un lugar donde esconderme sin que nadie pudiera encontrarme. Después de recorrer algunas calles me senté en un banco y miré con atención a la pantalla del móvil esperando a que Danny llamara de un momento a otro, no tenía pensado contarle nada pero cuando escuché su voz al otro lado del móvil me derrumbé y empecé a llorar así que me obligó a contarle todo lo que había sucedido.
- Tienes que relajarte y dejar de pensar en ello- me recomendó- piensa en que queda menos para estar juntos…
Sí, tenía razón pero las cosas no eran tan sencillas, no era tan sencillo volver a casa, con un poco de frío en el cuerpo y ver como todos hacían que nada había ocurrido. Entonces, antes de quedarme dormida hice una última llamada.
- Ayleen, soy yo, Brook, ya he vuelto. Necesito verte. Te quiero- dejé el mensaje en el contestador y fui a dormir.
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